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Patty Mills, el jugador que es mucho más que eso

19:18 10/07/2020 | El base de San Antonio tiene una historia muy interesante. Es basquetbolista, pero también activista. Desea eliminar el racismo en el mundo.

Mills en Spurs (Foto: NBA)

Patrick Sammy Mills nació en Canberra un 11 de agosto de 1988. Sus padres son Benny, un indígena nacido en una pequeña isla situada en el medio de Australia y Nueva Guinea, e Yvonne, una aborigen australiana que formó parte de la lamentable generación robada de su país.  

Pero para contar su historia hay que contextualizar su pasado. Las generaciones robadas protagonizaron la etapa más horrorosa de Australia. Por una década más de 15.000 niños y niñas aborígenes fueron despojados de sus familias y entregados a iglesias e instituciones. Los episodios vividos por sus papás le brindaron a Patty una visión muy amplia del mundo y desde los 12 años en adelante comenzó a interesarse por dichas circunstancias y a estudiar cada ramificación del asunto.  

Por suerte no todo era crisis. La naranja lo acompañó en sus tiempos más precoces. En los 80 su padre abrió un gratuito club indígena de básquet para todos aquellos niños que no tenían los medios para practicarlo. Por supuesto, Patty arrancó a entrenar allí a los cuatro años. Mills era alto y tenía un talento innato para los deportes. Aparte de practicar básquet le gustaba el rugby, el fútbol australiano y el atletismo. 

Deportista innato  

Entre tanta actividad física, los deportes que más le apasionaban eran el básquet y el fútbol. Tal es así que a los 16 años recibió una oferta de los Sidney Swans de la liga australiana. Veían en Patty el potencial de una futura estrella.  

Llamativamente, el australiano declinó la invitación. Estaba convencido de que quería ser jugador de básquet y activista social. Así fue que en esa misma época comenzó a jugar con Canberra Cannon, un equipo profesional de la NBL. En 2004, su vida comenzó a orientarse hacia esa disciplina. Dejó su colegio y se fue al Instituto Australiano del Deporte, famoso por formar a los mejores del país. Ética, disciplina y constancia eran las enseñanzas impartidas por sus maestros. 

Los ojos del país comenzaron a centrarse en él al año siguiente en el torneo Australian Olympic Youth Festival. Allí sobresalió de manera espectacular. Era la competencia más prestigiosa para chicos de su edad y esto le brindó la chance de ser convocado a la selección australiana.  

A partir de eso las buenas noticias no dejaron de llegar. Clasificó a Australia a la Copa del Mundo juvenil tras un triunfo ante Nueva Zelanda, y fue invitado a formar parte del Team World que enfrentaría a Team USA en el Nike Hoop Summit, otra vidriera para futuras promesas. Por si no era suficiente, Patty fue convocado a la mayor de Australia para jugar el Mundial 2006. Además, el base se hizo con el premio a mejor jugador junior del año y al talento más prometedor del país.  

A la universidad  

El de Oceanía había logrado que el mundo se fijara en él. Su país comenzaba a quedarle chico y debía tomar una difícil decisión: quedarse allí o dar el salto a Estados Unidos para elevar su juego a niveles impensados. Afortunadamente se decantó por lo segundo y aceptó una beca completa de Saint Mary´s University en San Diego, California. Patty debutó en la 2007/08 y desde el minuto uno se hizo con la titularidad. Era rápido, rebelde y con una experiencia impropia para alguien de su edad.  

En su primer año respondió a las expectativas y promedió 15 puntos y 3.5 asistencias. Fue elegido novato del año de su conferencia y base del mejor equipo de la WCC. "Seguro será profesional. Me recuerda mucho a Parker de los Spurs", dijo en ese momento su entrenador, Ernie Kent. Acorde a la evolución que se esperaba, Patty engrandeció sus números la segunda temporada. Pasó de 15 a 18 puntos y de 3.5 a 4 asistencias por partido. Fue nuevamente seleccionado para el mejor equipo de la WCC, y se convirtió en uno de los proyectos interesantes del Draft 2009 de la NBA.  

Como todo en su vida no era básquet, Patty vivió una etapa alocada en los meses previos al sorteo. Se fue a Australia a estar con sus padres. Quería idear un plan para todo lo que estaba por ocurrir. Necesitaba calma y ellos eran lo que siempre se la brindaban.  

Con su mente en orden volvió a Estados Unidos y entrenó con cinco equipos NBA para demostrar que su potencial no era sólo de NCAA. Los jugadores a los que se enfrentaba en el sorteo eran de los mejores: Stephen Curry y Jeff Teague eran algunos de ellos. Finalmente, con el pick número 55, Portland lo seleccionó y finiquitó la incertidumbre que lo rodeaba.  

Confiando en su talento  

A su baja elección en el draft se le sumó otra mala: sufrió una lesión en su pie derecho que lo obligó a perderse la Summer League. La cosa parecía ir de mal en peor, la vida lo estaba poniendo a prueba. Con rehabilitación mediante, Mills fue asignado a la filial del equipo en la G League, Idaho Stampete, y el primer día de enero hizo su debut. Patty, decidido a silenciar las críticas, la rompió esa noche, anotando 38 puntos y repartiendo 12 asistencias.  

Tras un cierre patronal en el que tuvo que volver a Australia, Patty tomó vuelo a San Antonio Spurs, quienes veían en él un claro potencial como relevo de Tony Parker. Desde ese entonces, Mills fue creciendo hasta convertirse en uno de los líderes texanos. Pasó de ser el que agitaba las toallas a sumar muchos minutos en el equipo y a formar parte del sistema. Demostró que con paciencia y trabajo duro todo llega. Sólo hay que saber esperar el momento y estar listo cuando éste llega.  

Su cúspide fue en las Finales del 2014, en donde entró desde el banco para marcar 14 puntos en el tercer cuarto del quinto partido. Gracias a su actuación, San Antonio vencería ese juego y se proclamaría campeón de la NBA.  

Mucho más que un jugador 

Además, a pesar de su fama y talento, Patty jamás se olvidó de sus orígenes. Aprovechó su status para pregonar por los derechos de los indígenas australianos. También para que nunca se olvide lo que pasó con las Generaciones Robadas de su zona. Mills cree en la importancia de continuar luchando contra el racismo en su país y en el mundo. De acuerdo a las estadísticas, una de cada cinco personas en su país fue víctima de discriminación y tres de cuatro indígenas regularmente experimenta el racismo en su vida diaria.  

"Es difícil porque soy un modelo a seguir, no sólo represento a los australianos de color, sino a todos los australianos. Juego para mi país y estoy orgulloso de lo que soy. Es por eso que me indigna que se siga hablando de racismo, tenemos que eliminar eso", dijo una vez Patty. Su historia es estelar y llena de fama, pero también de luchas incesantes a favor del pueblo australiano. Nos enseña a creer en los valores y en batallar por el beneficio de los más débiles. Para aprender del pasado, hay que mantenerlo vivo y nunca olvidarlo.

  

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @nachomiranda14

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