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El calendario marcaba el 3 de marzo de 2017 y su regreso fue uno de los más esperados desde que partió hacia rutas salvajes tras jugar apenas 14 partidos con Libertad de Sunchales en la temporada 1998/99. Llegaba la magia, llegaba Carlos Delfino a la Liga Nacional de Básquet de Argentina.  

Exjugador de la NBA en Detroit Pistons, Houston Rockets, Toronto Raptors y Milwaukee Bucks, y campeón de los Juegos Olímpicos de Atenas en 2004. Su currículum es de oro y en ese entonces decidió ir a Boca, poniéndole fin a tres años y medio de operaciones por una lesión en el hueso escafoide de su pie derecho. En total, el Lancha debió superar nueve operaciones y volvió más fuerte que nunca, con todo por dar y nada por perder.  

Primero volvió en los Juegos Olímpicos de Río 2016 y ahora era el turno de la Liga Nacional. “Quería seguir jugando, hice todo para volver, quería volver a tener las sensaciones del trabajo del día a día. Pasaron los Juegos Olímpicos y me dieron muchas ganas de seguir y hoy estoy acá. Me fui de muy chico, pasó una carrera entera y me hace muy bien volver a jugar a la Argentina”, contó Carlos en la conferencia de prensa que ofreció.  

Finalmente, el santafesino debutó ante La Unión de Formosa, marcando ocho puntos, tres asistencias y dos rebotes en 8:00 minutos en cancha. Luego, el alero logró el objetivo del club y mantuvo a Boca en la Liga Nacional.  

Durante su paso por el equipo porteño, el Lancha promedió 11.6 puntos, 3.2 rebotes y 2.6 asistencias en 23.0 minutos. Fueron 16 juegos de puro show. 90 días de emoción y devoción por y hacia uno de los mayores talentos de la historia del país. Prometió la permanencia y la consiguió. También fue una especie de sanación y su recuerdo siempre quedará presente. Simplemente Carlos Delfino, uno de esos distintos.