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Quizás los más chicos no lo recuerden, pero hubo una época en la que la armada argentina invadió la NBA y uno de esos soldados fue Carlos Delfino, quien defendió los colores de Houston Rockets, Toronto Raptors, Detroit Pistons y Milwaukee Bucks en sus años en Estados Unidos.  

Además, se dio el lujo de ser compañero de James Harden en los Rockets, y en un partido no aguantó más que el barbudo las tirara todas. En ese momento estaba emergiendo como estrella de la liga, pero nada justificaba que quiera lanzar en todas y cada una de las posesiones del conjunto texano.  

Era un partido de navidad, evento reservado para que jueguen los mejores y más populares equipos de la liga y tanto Delfino como Harden sumaron minutos en cancha. Todo marchaba bien hasta que James comenzó a abusar de su pique, algo habitual en la actualidad, pero que en el pasado era algo un tanto insólito y abrumador.  

Finalmente, ambos conjuntos marcharon al vestuario y el argentino fue a buscarlo al norteamericano para pedirle explicaciones. Hasta acá todo normal, pero Delfino quiso poner énfasis en el reclamo y lo agarró de su infinita barba. “Lo agarré, de onda y bien, y le dije tenés que pasarla”, recordó Carlos.  

Instantáneamente la cámara de la zona se enfocó en ellos y Delfino debió sacar sus manos de la preciada barba del zurdo, todo siempre con buena onda e intentando explicarle de la mejor manera que debía compartir más el balón. Al fin y al cabo, ¿quién no querría hacerle eso a Harden a veces?