Conocé la historia de Jarrius, el showman del viernes del All-Stars
11:26 18/02/2017 | Nació hace 14 años y desde ese tiempo JJ Robertson está luchando contra una atresia biliar que lo dejó en coma durante un año pero no lo venció.
Con apenas 14 años, Jarrius Robertson sobrepasó muchos momentos difíciles a lo largo de su corta vida. Padece una atresia biliar, que lo obligó a someterse a un transplante de hígado cuando tenía un año de edad. Dicho operación lo dejó en coma por aproximadamente un año, pero cuando despertó no acabaron sus problemas. Su enfermedad lo sigue afectando en su crecimiento.
Este chico nació en New Orleans, ciudad en la que se está llevando a cabo el fin de semana de Estrellas 2017, y allí es muy reconocido por ser fanático de los Saints de la NFL. Tiene una forma de ser muy especial y su desparpajo lo hace ser querido por todos, a un punto tal que firmó un contrato con los Saints para convertirse en un hincha honorario.
Junto con su familia creó una fundación con el objetivo de investigar sobre su enferemedad. Pero a pesar de sus dificultades, Jarrius no pierde la sonrisa y lo demostró en el Juego de Celebridades del viernes, en el que se ganó todos los corazones, incluido el de Draymond Green.
"Soy el armador de juego que está buscando LeBron, juntos seríamos como Jordan y Pippen" es una de las frases que definen por completo su mentalidad. Y parece estar en lo cierto, si se tiene en cuenta lo que hizo en la cancha:
Jarrius Robertson, el niño que se robó el show en el Juego de las Celebridades; VIDEO: https://t.co/GiGX6DZy25 #NBAAllStar pic.twitter.com/2Xym4kCAUq
— Básquet Plus (@basquetplus) 18 de febrero de 2017
Notas Relacionadas
El imperdible sábado del All Star: volcadas, triples y más
La NBA creó un emoji para los 24 All Star: ¿qué le tocó a cada uno?
Rising Stars Challenge: el partido donde los pivotes ya son bases
Finalmente, Carmelo estará en el All Star: reemplazará a Love
Jokic y dos españoles ingresaron a los eventos del All Star
¿Puede Bogut volver a Dallas antes del All Star? Carlisle confía que sí