Comienza la final esperada: Warriors-Cavaliers, el desquite
09:00 01/06/2017 | Luego de dividirse los títulos en las temporadas anteriores, Golden State y Cleveland disputan su tercera final consecutiva. La previa.
Pocas veces una final se empezó a jugar desde tan temprano en la temporada como en esta 2016/17. De hecho, podríamos ir más lejos: aún antes del arranque de la 2016/17, en el ambiente estaba el convencimiento de que Golden State y Cleveland representarían a sus conferencias por tercera ocasión consecutiva, en un hecho inédito en la historia de la NBA. Eran los favoritos de todos, luciendo bastante por encima de sus competidores más cercanos. Y a diferencia de otras ocasiones, los playoffs no dieron lugar a las sorpresas: los Cavs ganaron 12 de 13 partidos, mientras que los Warriors llegan con un perfecto 12 de 12. Todos los caminos conducían a este escenario y desde este jueves empezaremos a disfrutar de la tercera edición de una rivalidad que va tomando color.
Uno de los puntos positivos de este enfrentamiento es que ambos llegan al máximo de sus posibilidades. En el 2015, Cleveland jugó sin Kevin Love y perdió en el arranque de la serie a Kyrie Irving. En el 2016, los problemas estuvieron por el lado de Golden State: perdieron a Andrew Bogut en el transcurso del cruce, sufrieron la suspensión de Draymond Green y sobre todo, contaron con un Steph Curry entre algodones desde lo físico. Esta vez no hay excusas. Ambos cuentan con todo su potencial, en lo que promete ser uno de los choques con más talento en cancha de todos los tiempos (podría haber 7 u 8 futuros Salón de la Fama al mismo tiempo).
En términos de favoritismos, está claro que los Warriors se llevan todos los votos. Los especialistas de las apuestas y predicciones han ido al punto de marcar a Golden State con chances de campeonar cercanas al 90%, lo cual parece un poco peligroso cuando del otro lado aparece un equipo liderado por LeBron James, que además cuenta con otros dos cracks como Kyrie Irving y Kevin Love. Subestimar a estos Cavaliers sería un grave error, especialmente por el nivel que vienen mostrando en los playoffs (luego de un mal cierre de fase regular), pero aún así los dirigidos por Mike Brown no dejan de ser uno de los mejores planteles en la historia de la competencia, con el ataque más eficiente que se haya visto y con piezas únicas como Steph Curry, Klay Thompson, Kevin Durant y Draymond Green. La realidad es que estos Warriors serían favoritos contra el 99,9% de los equipos que han pasad por la NBA desde su creación. Incluyedo, por supuesto, a los Cavs 2016/17.
Dentro de ese contexto, un punto que puede jugar en favor de los Cavaliers pasa justamente por ese mencionado favoritismo de Golden State. En el pasado los californianos han demostrado que saben convivir con la presión, pero la realidad es que desde el día en que incorporaron a Kevin Durant, supieron que cualquier otro final que no sea con el trofeo Larry O´Brien, sería considerado un fracaso. Para los otros equipos, alcanzar una definición en un torneo tan exigente, ya tiene un mérito muy grande en si mismo. Pero no para estos Warriors, que le sumaron un candidato fijo a MVP a un plantel que venía de batir el récord de más victorias en una fase regular. Por el contrario, Cleveland no tiene nada que perder: ya le reglaron el primer título a la ciudad en la temporada anterior y pocos esperan que puedan repetir en esta ocasión. De hecho, es probable que sea una de las finales con menos presión en la figura de LeBron James. Y cuando el alero de Akron juega suelto, sabemos lo que es capaz de hacer.
Desde el juego hay mucho por analizar. Golden State no se saldrá de su propuesta habitual: mucho movimiento de hombres y pelota a gran velocidad, búsqueda de tiradores, poco juego interior y constante búsqueda de la transición. En defensa siempre han brillado por su versatilidad y cambios de marca, por lo que si bien hay algunos matchups que parecen determinados (Thompson vs Irving; Green vs LeBron y Durant vs Love), los de Brown no se detienen tanto en el quién, sino en el cómo.
Por el lado de los Cavs, la intención también parece clara. En ataque no se saldrán demasiado del libreto (el desequilibrio de James e Irving, la eficacia de los tiradores que los rodean y la sobrecarga al rebote ofensivo con Love y Thompson). Pero en defensa, Cleveland sabe debe elegir su veneno. No será capaz de marcar a todos los Warriors por igual y tendrá que ceder en algunos sectores. Los de Lue probablemente no le presten demasiada atención a las caídas de los pivotes rivales (McGee o Pachulia) y como en los cruces anteriores, liberen el tiro abierto de Draymond Green (trae un 47% en triples en estos playoffs).
El problema es que en el pasado los Cavaliers podían darse el lujo de tener a James emparejado con Green, pero dándole mucho espacio y estando extremadamante atento a las ayudas y a las líneas de pase. Hoy, si Lue repite la marca de LeBron con Green, quedaría un mismatch muy claro de Love teniendo que perseguir a Durant lejos del aro. De nuevo, el campeón sabe que no podrá frenar todos los atributos del retador, por lo que será interesante ver dónde elige hacer foco su entrenador.
La mesa esta servida. En algunas horas se terminan las palabras y la naranja vuelve a picar en Oakland, donde Warriors y Cavaliers disputarán su tercera final consecutiva. ¿Quién se quedará con el desquite?