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El All-Star 2017 quedó marcado como uno de los momentos más insólitos de la historia reciente de la NBA. DeMarcus Cousins, entonces figura indiscutida de Sacramento Kings, fue protagonista de un traspaso que sacudió al mundo del básquetbol y terminó alterando las reglas del juego.

Pese a llegar al evento como uno de los pivotes más dominantes de la liga, con promedios de 27.8 puntos, 10.6 rebotes y 4.8 asistencias, Cousins jugó apenas 2 minutos y 27 segundos en el partido. La razón: los Pelicans aceleraron las negociaciones para incorporarlo y evitar cualquier riesgo de lesión.

El intercambio, que involucró a Cousins y Omri Casspi rumbo a New Orleans a cambio de Buddy Hield, Tyreke Evans, Langston Galloway y dos selecciones de draft, se consumó mientras el All-Star Game se llevaba a cabo en la misma ciudad de New Orleans. En medio de una conferencia de prensa posterior al partido, un representante de los Pelicans le informó al pivote que había sido traspasado.

Entre risas nerviosas y declaraciones como “amo estar en New Orleans”, Cousins intentó disimular su incomodidad frente a las cámaras, pero el impacto ya estaba hecho. La imagen de un jugador descubriendo su futuro en público fue considerada un error grave, especialmente en un evento diseñado para celebrar a las estrellas.

Como consecuencia, al finalizar esa temporada se decidió adelantar la fecha límite de traspasos a una semana antes del All-Star Game, asegurando que situaciones similares no volviesen a opacar el evento. Este cambio transformó la dinámica de la liga, dejando atrás la antigua práctica de usar el All-Star Break como terreno fértil para los rumores de traspasos. Movimientos como el de Jimmy Butler fuera de Miami tienen la chance de suceder ahora hasta el 6 de febrero.