Basquetplus.com

Charles Barkley fue uno de los mejores jugadores de la historia y una de las características que le permitió transformarse en una leyenda fue su agresividad para combatir cada pelota como si fuera la última. Su personalidad era única y especial, pero también era un arma de doble filo que a veces le hacía mostrar su peor versión. Desde peleas hasta choques con rivales y polémicas fuera de la cancha siempre salpicaron su carrera.

Una de esas disputas se dio cuando el interno estaba en un bar de Orlando en 1997. Entre tragos generalmente pasa algo y aquella vez no sería la excepción. Desafortunadamente, una persona pasó cerca de Barkley y le derramó un vaso sobre su cuerpo, bañándolo y ensuciando casi toda la camisa que estaba vistiendo en aquel momento. 

Charles estaba muy enojado y, fiel a su temperamento, no lo pensó dos veces y lo agarró como si estuviera cargando un perro, para luego tirarlo de una ventana. Por suerte, estaban en el primer piso y la víctima sólo sufrió heridas menores y el asunto no pasó a mayores. Sin embargo, Barkley fue arrestado y el episodio lo llevaría a juicio para ver qué sucedía con él y con la persona que lo agredió. 

En el juicio debió enfrentarse a la prensa y a los medios que lo difamaron por su personalidad y los episodios en los que siempre parecía estar involucrado. Nada ayudó cuando el juez que estaba encargado de su caso le preguntó si tenía algún remordimiento por lo que hizo. "Sí", le dijo Charles. "Me arrepiento de que estábamos en el primer piso", comentó un respiro después. Simplemente Barkley, el interno más picante en la historia de la NBA. 

Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @nachomiranda14