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Hace no mucho tiempo, el camino de llegada a la NBA estaba muy marcado. Para los internacionales, se trataba de brillar en Europa y ser lo suficientemente dominantes como para que una franquicia se fijara en ellos. Quizás, en casos muy contados, el destino los hacía caer antes en universidades norteamericanas para seguir lo que era el trayecto de los estadounidenses: del secundario al básquet universitario y, de allí, a la liga. Un día como hoy pero de 2008, Brandon Jennings rompió con eso: se convirtió en el primer joven en pasar directamente de una secundaria de los Estados Unidos a un club europeo.

Ese año, el base mejor rankeado por los sitios de reclutamiento decidió que lo mejor para su crecimiento como atleta iba a ser codearse con los profesionales y mudó su talento a Italia. Más precisamente a Roma, ciudad en la que se desempeñó como nuevo integrante de la Virtus. Pasó nada más que una temporada, pero le sirvió para foguearse y entrar al Draft de 2009 con un bajage totalmente diferente al del resto de los prospectos de su país. Sus promedios en la Serie A fueron de  5,5 puntos, 1,6 rebotes , 2,2 asistencias y 1,5 robos en 17 minutos, mientras que en Euroliga tuvo medias de 7,6 tantos, 1,6 recobres 1,6 pases gol y 1,2 recuperaciones en 19,6 minutos de juego.

Su patrón aún se mantiene como una de las tantas chances que tienen los juveniles proyectados como futuros miembros de la NBA, al punto de que el mundo del deporte de la anaranjada ha tenido un caso muy reciente: Alex Antetokounmpo, hermano del MVP Giannis, ha optado por rechazar las múltiples ofertas que tuvo de la NCAA y unirse al UCAM Murcia de España directamente desde el instituto.