El análisis de Argentina es el más difícil de todo el Mundial. Después de hacer los honores correspondientes y despedir a la Generación Dorada en Río 2016, Argentina está en el proceso de reconstrucción hacia un nuevo destino que todavía no tiene claro. Y no lo tiene claro porque, de la reformulación del equipo surgió una camada que, individualmente, está alcanzando metas que invitar a ilusionarse.
No es ninguna novedad que Facundo Campazzo se convirtió en estos tres últimos años en un base como mínimo Top 5 de Europa, que Nico Laprovittola se llevó el MVP de la ACB, que Gabriel Deck, Luca Vildoza y Pato Garino juegan Euroliga todas las semanas contra los mejores del mundo FIBA de igual a igual, que Nico Brussino se estabilizó en la ACB, que Marcos Delía obtuvo en España el roce que le faltaba para ser una columna atrás. Y que está Luis Scola, el gran capitán que, en su quinto Mundial, buscará ser más el consejero que el líder deportivo, aunque en los amistosos previos y en los Panamericanos demostró que pólvora guardada tiene todavía.
Los otros cuatro integrantes del equipo son Lucio Redivo, otro que estuvo hasta esta temporada en España, pero que no pudo en la preparación encontrar su lugar, y los tres de la Liga: Fjellerup, Gallizzi y Cáffaro. La curiosidad es que, de los 12, solo 5 tienen experiencia en mundiales: Scola (4), Campazzo, Laprovittola, Gallizzi y Delía. Los otros 7 serán debutantes. ¿Es importante o no?
Midiendo al equipo en lo basquetbolístico, salta a las claras muy fácilmente dónde están los puntos fuertes y débiles del plantel. Su trío de bases y la media cancha en general compite contra cualquiera en el Mundial, mientras que el juego interior es de los menos poderosos de los que aspiran a estar en cuartos de final.
Entre Campazzo, Laprovittola y Vildoza ocuparán buena parte de los 80 minutos por partido que dan las posiciones uno y dos. En algunos casos Brussino se meterá en esa rotación y rara vez Garino. Por lo pronto, Redivo la tendrá complicada. Los cinco primeros nombrados están en un momento como para cargarse la responsabilidad en el juego ofensivo, que deberá buscar por todos los medios el juego veloz y de transición que lo ha caracterizado post 2016 (e incluso antes también). Dependiendo de la combinación, podrán verse mediacanchas más defensivas (Campazzo, Vildoza, Garino) u ofensivas (Lapro, Brussino), pero todas de jerarquía. Hernández ha mostrado mayormente la idea de ubicar a Vildoza más como dos y a Lapro como base alternativo.
En este esquema, no parece sencilla la posibilidad de ver a Deck de tres, aunque en situaciones ante equipos muyu grandes, como Nigeria o Rusia tendrá que implementarlo sin remedio. La realidad es que Scola, idealmente, no tendría que jugar más de 25 minutos por partido y Deck es su único sustituto en el puesto. La opción de Scola como cinco, a este nivel, solo podrá utilizarse como estrategia ante la falta de otra opción. Con Luis de pivote, defensivamente el equipo tiene muchos problemas, no solamente para marcar, sino para tomar rebotes.
El tema rebotero es el punto más débil del equipo. Ofensivamente, con Scola y un poquito de Delía, la falta de jugadores internos se disimula. Donde no se puede disimular es atrás. Gallizzi mostró en los amistosos antes los poderosos mucha voluntad para fajarse contra tipos más grandes y anotadores, como Vucevic, Hernangómez, Poirier y demás, pero llega un momento en el que queda expuesto. Con Delía ocurre lo contrario. Los más altos, tipo Gobert, le saben mejor. Le cuestan más los potentes físicamente y más petisos. De todos modos, Marcos arma una estructura defensiva en las ayudas, las coberturas y las cortinas, que no se ven pero que para el equipo son claves. Un Delía más (ojalá sea alguno de los Cáffaro pronto), vendría perfecto para un Mundial.
Otra de las ventajas importantes que tiene Argentina, y esto es ya bien sabido, es que tiene incorporada la forma de jugar. Es como que no hay que esforzarse mucho para que sepa cada uno lo que tienen que hacer, de ahí que la inexperiencia en mundiales no sea grave. Es cierto que los detalles siempre hay que ajustarlos, pero la forma de pasarse el balón, de ser solidarios, de entender por dónde pasa el beneficio, está. La situación del tobillo de Campazzo quizá haga que, al menos de entrada, la explosividad de Facu no pueda verse a pleno, pero es indudablemente el arma distinta que tiene Argentina para competir.
¿Hasta dónde puede dar este equipo? No es por no jugarse, pero es imposible de saber. Argentina en este mes mostró momentos de básquetbol de alto nivel en la semis y final de los Panamericanos, ante Montenegro, Rusia y por momentos ante España. También mostró bajones pronunciados ante Brasil, Francia y Japón. De alguna manera, como la vieja Generación Dorada, se pone en On cuando los puntos están en juego. No siempre es buena la fórmula, pero a veces es inmanejable. Lo bueno es que el compromiso se mantiene intacto, como en los últimos 20 años.