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Estamos acostumbrados a encontrar a diferentes exjugadores en los banquilos de las franquicias de la NBA: desde Doc Rivers hasta Bill Walton o Tyronn Lue, los equipo suelen confiar en aquellos que tuvieron un paso por la cancha antes de encarar esa nueva faceta como comandante desde el banquillo. Estrellas del calibre de Bill Russell o Larry Bird lo han hecho, pero Michael Jordan nunca se lo propuso. ¿Por qué?

"No. No tengo paciencia para entrenar. Mi mayor problema desde un punto de vista competitivo es el enfoque del atleta de la actualidad. Para mí, pedirle a una persona que se concentre en el juego de la forma en que lo jugué sería, de alguna manera, injusto. Y si no lo hace, no sé cómo me pondría emocionalmente. No creo que tenga paciencia para ello", señaló el histórico exescolta en una entrevista con el sitio Cigar Aficionado en 2017.

MJ, de cierta forma, encaró su "segunda vida" de un modo más empresarial: su tiempo se dedicó a su marca (Jordan Brand), a las diferentes inversionesa que posee en el mundo de los negocios y a mantener su conexión con la NBA desde ese costado. En 2011, se convirtió en el accionista mayoritario de los Charlotte Hornets y es, hasta el momento, el único afroamericano en ese rubro. Y, aunque las canchas fueron su santuario, el banquillo jamás lo atrajo.