Selección

Tres historias mínimas de Pablo Prigioni que definen su carácter

22:35 01/09/2022 | El entrenador de la selección argentina tuvo un gran pasado como jugador y tres de sus rasgos principales fueron su personalidad, liderazgo y astucia.

Pablo Prigioni (Foto: Getty)

Los vaivenes de un fin de semana agitado en la concentración de la selección argentina lo puso en una situación tan inesperada como atrapante para Pablo Prigioni. Quien inmerso en el mundo NBA, dio el sí para acompañar al combinado nacional en la aventura Americup. La propuesta fue tentadora, no así el escenario de llegada, pero si hay algo con lo que sabe convivir el cordobés es con la situaciones limites, no le escapa a eso, demuestra liderazgo y astucia para salir del paso.

Las historias mínimas de cada protagonista, muchas veces hacen a la personalidad del personaje y para conocer y entender un poco más como es Prigioni, vale repasar estas tres anécdotas.

Personalidad - El día que Pablo Prigioni cambió el clima pesado en la selección

San Juan es la capital de Puerto Rico, un país caribeño, donde las temperaturas elevadas son cotidianas y en agosto el promedio suele oscilar entre los 31 o 32 grados de calor. Justamente en ese mes, del año 2009, la Selección Argentina de básquet viajó hasta esa ciudad para participar del Premundial clasificatorio a la Copa del Mundo de Turquía 2010.

Era el primer torneo importante del seleccionado tras el bronce de Beijing 2008 y para la cita contaba con bajas notables como las de Ginóbili, Delfino, Nocioni y Oberto. Un plantel entre renovado y diezmado, también estuvo a punto de sufrir la ausencia de Pablo Prigioni, quien se encontraba en medio de un asunto contractual cerrando su arribo al Real Madrid desde el Tau Cerámica. No obstante, una lesión de último momento de Juan Pablo Figueroa, motivó a Prigioni a ponerse la camiseta, apurando sus trámites de contratos y cuestiones personales.

"Siempre pienso que en los equipos tiene que haber un jugador que tenga un puntito de locura, de personalidad. Hay veces que los grupos se bloquean y de repente hace falta algo que desbloquee un poco, ya sea que el entrenador le pegue una patada a una silla o que un jugador lo haga, alguien tiene que hacer algo para que esa dinámica cambie", comentó Pablo a modo de introducción sobre el 'aire acondicionado gate'.

Si bien el momento concluye con un momento de furia que traía desde la cancha por el flojo rendimiento del seleccionado, Prigioni dejó en claro que el mensaje no debe ser tomado literal y que también se puede resolver la cuestión de otra forma: "Quiero ser cuidadoso con este mensaje, no es cuestión que hay que ir romper todo siempre, no es así. Si pienso que muchas veces hace falta que un jugador hable, se enoje o pase algo y le hable a los compañeros o tenga una reacción que haga que la dinámica negativa cambie"

En aquel torneo, Argentina no había arrancado de la mejor manera y había sufrido una dura derrota ante Venezuela en el debut por 85 a 69 y en su segunda presentación no la estaba pasando bien ante Brasil, ya que al término del segundo cuarto estaba perdiendo con claridad por 37-23. 

"En Puerto Rico hacía 35 grados estábamos jugando un Premundial. El primer día que jugamos no se podía estar en el vestuario del calor que hacía, sudabas sin moverte y pedí que lo arreglaran, tenían que solucionar ese problema en el vestuario porque era imposible",ese fue el primer aviso del armador cordobés sobre la cuestión y ante la no respuesta tomó las riendas del asunto quizás no de la mejor manera.

 "Al otro día, otra vez lo mismo, en este caso con Brasil estábamos trabados, jugando mal y entré al vestuario donde hacía un calor tremendo y la ligó el aire acondicionado", relató sobre el momento de calentura. A pesar de hacerse cargo que no era la mejor manera de solucionar un problema de esa índole, lo hecho le trajo resultados: "Lo bueno que al partido siguiente ya teníamos uno nuevo y el resto del torneo pudimos disfrutar de unas condiciones humanas en el vestuario"

Creer o reventar, pero tras el episodio sucedido en el entretiempo con Brasil y la posterior derrota, con el cambio de aire acondicionado y funcionando, Argentina encadenó seis triunfos consecutivos y consiguió la clasificación al mundial el objetivo de prima del seleccionado y quizás se lo deban a la furia de Prigioni fuera de la cancha. El armador puso en frío el poder mental del equipo y desde los vestuarios empezó a modificar lo que luego terminó de hacer en la cancha, donde fue uno de los mejores bases del torneo con números de 10.1 puntos y 7.4 asistencias por juego.

Liderazgo  - Prigioni y su entramado en el debut triunfal de Macijauskas

A veces los jugadores se van haciendo entrenadores con el correr de la carrera, superando los treinta años comienzan a replantearse qué hacer con el retiro y muchos eligen seguir ligado al básquet de la forma más directa, siendo entrenadores.

Pablo Prigioni pudo haber sentido esto durante toda su etapa como jugador, su puesto de armador le daba otra mirada al baloncesto y sabía todas y cada unas de las acciones con las cuales hacer mejorar a su equipo, como así también las debilidades. Su lectura de juego siempre fue por arriba de la media y como base sabía convivir con las personalidades de sus compañeros, compartiendo el balón a cada uno en una dosis justa.

Arvydas Macijauskas o “Mache”, como le decían en Baskonia, había acordado su llegada al equipo en el verano del 2003, pero previamente al arribo al elenco vasco, debía jugar con Lituania, el Europeo de selecciones en Suecia, por lo que su arribo a la pretemporada baskonista iba a ser con el tiempo justo.

Lituania dominó a todos en aquel certamen y se proclamó campeón venciendo en la final a España 93-84 y Arvydas era pieza fundamental de un perímetro que conformaba junto a Saras Jasikevicius (MVP del certamen). En Badalona se encontraba el plantel del Baskonia cumpliendo con parte de la pretemporada en ese lugar, donde a los dos días jugaban un amistoso y en la noche anterior a ese duelo iba a arribar el flamante campeón, Macijauskas.

Y Pablo, con lo profesional que es y pensando en el funcionamiento del equipo, se adelantó a la jugada y le hizo un pedido al entrenador y luego al delegado.

“Fue curioso eso porque estábamos de pretemporada con el equipo y nos habíamos juntado para ver la final del Europeo de selecciones y Mache metía de todos lados, Lituania sale campeón del torneo. Al día siguiente llegaba a Badalona para sumarse con nosotros, dado que jugábamos contra el Joventut. Entonces como no sabía nada, era la incorporación del equipo, le digo a Dusko primero y al delegado después que lo pongan en la habitación conmigo que le iba a explicar algunos de los sistemas que estábamos jugando, debido a que no iba a tener tiempo de entrenar antes del partido”, contó el cordobés en una charla con Álvaro Martín.

A ciencia cierta no se sabe que le dijo o si hizo falta explicarle mucho pero lo de Macijauskas fue criminal ante Joventut y así lo relató Prigioni: “Al día siguiente metió 38 en ese debut, corría para cualquier lado, no se sabía nada (risas), pero estaban tan en ritmo viniendo desde el Europeo que los mató, metió todo tipo de lanzamientos”

“Siempre me gustó ayudar muchos a mis compañeros y echarles una bronca para despertarlos, si era necesario”, cerró Pablo, demostrando una vez más el equipo antes que el yo y que su gen de entrenador se despertó un día, a los 26 años, en un cuarto de hotel de Badalona y aún sigue en aumento, ahora en la NBA, soñando con alguna vez ser el primer sudamericano en ser entrenador jefe en la liga más poderoso del mundo basquetbolístico.

Astucia - Pablo Prigioni, el hombre que cambió las trasmisiones televisivas en el Madison

El primer año de Prigioni en los Knicks fue muy bueno en todo sentido, Pablo se adaptó a la NBA paulatinamente y haciendo pequeñas cosas pero bien fue ganándose la confianza de todos. Primero del entrenador, luego de sus compañeros y por último del público, quien terminó vitoreándolo más de una vez en el mismísimo Madison Square Garden.

“Yo no me di cuenta de que iba a la NBA hasta que empecé a jugar ahí. Recuerdo que en ese final de temporada, estábamos volviendo de Madrid después de haber jugado un playoffs con el Baskonia y estaba en colectivo sentado al lado del Chapu (Nocioni). Ahí nomás me llama Luis (Scola) y me cuenta que un agente de los Kinicks quiere que pase unos días por New York después de que termine la temporada y mientras repetía eso cuando hablaba con Luis, escuchaba al Chapu diciendo ‘decile que sí, decile que sí’”, contó Prigioni en una charla con Álvaro Martín.

“Pensaba que era una broma, me tomó con total sorpresa sobre todo por la edad, ya que tenía 35 años. Tenía muchas dudas por si iba a poder defender a los guardias atléticos y jóvenes que había, mis miedos pasaban por la parte defensiva, en ataque sabía que me las iba a ingeniar metiendo un poco mi básquet FIBA y la filosofía de un pase más”, agregó.

La temporada fue tan bien, Prigioni se ganó la titularidad al final de temporada en unos Kinicks que avanzaron hasta la semifinal de conferencia cayendo derrotados ante Indiana Pacers. Una de las cuestiones que hicieron de Pablo una buena estadía en su campaña de estreno en la NBA fueron los robos y no cualquier robo, sino esos que llevaban la marca registrada de la casa. En salida de fondo o de costado, cuando el rival piensa que no hay defensa en ese saque de apertura, ahí estaba el ladrón cordobés para meter la mano, apareciendo como una sombra por detrás tras haber estado agazapado y escondido en algún rinconcito de la cancha.

“Una anécdota que tengo de esa situación de los robos es que siendo asistente en Brooklyn, vamos a jugar contra los Knicks en el Madison. Ahí, cuando estoy llegando, me encuentro con el director televisivo de los juegos en el estadio y lo saludo. Me quedó charlando un ratito y después me dice ‘sabes que hay algo que nunca te conté, en tu primera temporada cuando llegaste a New York las veces que robabas la pelota tras una canasta estabas fuera de cámara, debido a que ya las tenía listas para ir al otro costado de la cancha. Tuvimos que hacer una adaptación cuando vos estabas en cancha, tenía que dejar un cámara ahí fija para que filmes si robabas la pelota’, eso me lo contó seis años después y fue muy gracioso”

La “Prigioni Cam” la bautizó Álvaro Martín para redondear la historia de Pablo y sus hurtos cuando nadie lo esperaba. Pequeñas cosas pero eficaces, un pase extra, alimentar al pivote, buscar al goleador o al jugador encendido fueron los mandamientos del base nacido en Río Tercero para jugar en la NBA.

Con poco hizo mucho en la NBA y a pesar de ser el rookie más viejo en la historia de la liga, demostró que su llegada no fue un invento y su manera de jugar se adaptaba a todo sin importar la edad, torneo o rival, Prigioni siempre te iba a cumplir.

Mauro Osores / [email protected]

En Twitter: @basquetplus

En Twitter: @osoresmauro

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