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El mejor torneo de básquetbol del planeta ha tenido, lógicamente, a los mejores anotadores del mundo. Ninguno que no haya jugado aquí podría haber estado en una lista top de encestadores. Ni siquiera Oscar Schmidt, el más grandes goleador de todos los tiempos en el mundo FIBA, que jamás jugó en la NBA.

Aquí estuvieron todos los asesinos seriales: desde los pioneros Elgin Baylor u Oscar Robertson, pasando por Jerry West, Elvin Hayes, Bob Bettit, Larry Bird, Bernard King o tantos otros, hasta llegar a los más recientes y fabulosos Dirk Nowitzki, Kevin Durant, Kobe Bryant y el genial Michael Jordan. Pero por vigencia, cantidad y récord, la historia en mil años seguirá recordando a estos 3 que analizaremos hoy: Wilt Chamberlain, Kareem Abdul-Jabbar y LeBron James. 

Chamberlain fue el ícono de una época. Aunque Bob Pettit era un goleador empedernido, el primero en superar los 20.000 puntos, Wilt llevó el arte de anotar a otro nivel. De hecho, creemos, a un nivel que jamás fue repetido y que jamás volverá a darse por los siglos de los siglos. Más allá de que hoy marcha 7º en la historia en puntos totales, Chamberlain rompió todos los moldes como goleador. 

Fue un pivote dominante como ningún otro, con 7 años iniciales en su carrera sencillamente imbatibles, con medias de entre 30.1 la más baja y ¡50.4! la más alta. Justamente la campaña 1961/62 de Chamberlain, que tenía 25 años en ese entonces, no hay manera de equipararla: 50.4 puntos de promedio, un partido con 100, 15 por arriba de los 60 y 45 arriba de los 50. Su marca más baja ese año fue 26 puntos. Siempre hablando de serie regular. Ah, y clavó 25.7 rebotes por partido. Dato de color extra: Wilt jugó los 80 partidos completos de esa temporada regular, salvo 8 minutos contra los Lakers el de 3 enero de 1962. 

Sus medias y totales bajaron porque su carrera fue bastante corta para lo que se estila hoy (14 temporadas), y en las últimas 2 ya no era el del principio. Enj las 7 que decíamos antes, su promedio de puntos fue de 39.6 puntos en 543 partidos. Una locura absoluta. Y tener en cuenta que muchos de esos partidos los jugó ante el mejor defensor de la historia de la NBA, Bill Russell.

Chamberlain dejó de jugar en 1973, 4 años después de la llegada de otro talento único a Milwaukee Bucks: Kareem Abdul-Jabbar, originalmente conocido como Lew Alcindor. Jabbar era un Chamberlain más moderno, tan alto como él, pero con más talento. Y cayó en una época ya sin Russell, que le permitió ganar lo que Wilt no pudo. Fue campeón con los Bucks 1 año en su segunda campaña con Oscar Robertson y con los Lakers en otros 5, siempre con Magic Johnson a su lado. 

Jabbar era un pivote menos típico que el standard de la época: no era rústico ni musculoso como Moses Malone, Walt Bellamy, Robert Parish, Nate Thurmond o Artis Gilmore. Era fino, con una muñeca prodigiosa y un tiro patentado que jamás nadie pudo hacer ni parecido: el sky hook, o gancho del cielo, lanzado desde arriba del nivel del cesto. Indefendible. 

Jabbar llegó a donde llegó en la tabla de puntos porque fue uno de los primeros en jugar hasta los 40. También bajó considerablemente su rendimiento en sus últimos años, pero eso le impidió retirarse jugando una final ante los Pistons, que perdieron 4-0, pero en la que Kareem metió 24+13 rebotes en el juego 3. Un monstruo total, ganador de 6 MVP de fase regular en su carrera, algo jamás igualado. 

La marca de KAJ duró casi 40 años. Rompió la de Wilt en 1984 y fue LeBron James el elegido para ser su sucesor. Se podría decir que hace años se sabía que sería LeBron el que rompería su marca. Por su estado atlético, su vigencia, su hambre de récords, su continuidad y sus pocas lesiones. Y es su vigencia y estado físico lo que le permite hoy, con 38 años, seguir anotando como un chico de 25. 

LeBron promedia 30.2 puntos, algo infinitamente superior a Chamberlain o Jabbar a esa edad. Incluso muy sobre Michael Jordan o Kobe Bryant. Lo más impactante de la marca de James, de todos modos, es todo lo que le falta para terminar su carrera. Algo parecido ocurrió con Jabber cuando superó a Wilt (jugaría 5 años más), pero acá hablamos de un récord 7000 puntos por arriba, con LJ metiendo de a 30, y con no menos de 3 años por delante. 

James es, a nuestro juicio, el mejor anotador de todos los tiempos. Chamberlain fue más contundente, Jordan fue más killer, Kobe más espectacular y Jabbar más constante, pero LeBron los supera a todos por regularidad. James está jugando su campaña número 20 y nunca bajó de 20.9 puntos de promedio (su año novato, con 19 años), y en su temporada 20 está consiguiendo la tercera mejor media de su historial. Parece una broma, pero no lo es. 

La pregunta que nos hacemos todos entonces es, ¿será el récord definitivo? Resulta apasionante ponerse fino en los récords. Los que suman son más rompibles, aunque suenen imposibles, no así los que van a menos (¿en cuánto tiempo un ser humano puede correr los 100 metros llanos?). Sin embargo, cuando LeBron se retire dejando la marca en 40 y mil tantos, es altamente probable que los 39 años que pasaron entre Kareem y James sean apenas una anécdota en relación al próximo.