LeBron James: el chico que nació para ser El Elegido
22:32 08/02/2023 | LeBron fue distinto desde muy pequeño y cargó con esa responsabilidad siempre, generalmente tomando buenas decisiones.
Aunque no es del todo así, podría decirse que LeBron James casi nació conocido. Y no es así porque justamente su vida no fue un lecho de rosas. Nacido de una madre de 16 años y un padre convicto que desapareció apenas se enteró de su embarazo, el crecimiento de LJ fue un constante superar obstáculos hasta que su físico y talento marcaron que había nacido para el básquetbol.
Y eso ocurrió temprano. Porque James, el deportista del Siglo XXI, el primero en desbordar los avances tecnológicos apenas iniciada esta centuria, era el joven del que todo Estados Unidos hablaba cuando las redes sociales todavía no existían y cuando la globalización comenzada por David Stern en la NBA recién empezaba a mostrar el monstruo que se estaba creando.
Cuando LeBron empezó a jugar en la secundaria, allá por 1999, en St. Vincent-St. Mary, ya era famoso. Desde los 12 años, en los torneos colegiales para niños, se hablaba de su talento y futuro. Pero fue en el high school donde explotó. En épocas donde Internet no tenía la llegada que tiene hoy, ni sus facilidades, LeBron consiguió que varios de sus partidos fueran televisados a nivel nacional. Una locura.
Todo antes de tiempo. A los 14 ya tenía cuerpo de hombre, a los 16 pegó el salto que lo llevó a los 2 metros y, obviamente, a los 18 fue elegido en el primer puesto del draft 2003. Pocos número uno fueron tan cantados como él, pese a su edad. Algo similar a lo que ocurre hoy con el francés Victor Wembanyama.
Para ese entonces, siendo tan joven y habiendo absorbido en su persona una vida muy dura y difícil, siempre cuesta arriba, su coraza era su carácter y su confianza en sí mismo. En el año 2002, Sports Ilustrated lo colocó como portada de su revista con el título: The Chosen One (El Elegido). LeBron tenía 17 años. Pese a eso, poco después de la salida de SI, él decidió tatuarse un gigantesco Chosen 1 en su espalda. Todavía no había jugado un segundo en la NBA.
Para muchos, ese era un defecto. Lo consideraban engreído, soberbio y demás y, al acercarse a la NBA, empezaban a buscarle sus puntos débiles: no tenía un gran dribling, no la metía de tres puntos y, si el rival era astuto, se llevaba todo por delante en su camino al cesto. Era un gorila en un jardín de infantes. Incluso en la NBA, donde empezó su historia el 29 de octubre del 2003, en Sacramento, contra los Kings.
LeBron jugó ese día 43 minutos, metió 25 puntos, dio 9 asistencias y tomó 6 rebotes. Perdieron. Sería moneda corriente ese primer año en donde no jugaron playoffs. Pero James tenía un objetivo, que en Estados Unidos no se mide igual que en el resto del mundo. Quería ser el mejor, y lo decía. Y aun cuando todavía no lo era, decía que lo era. Y esa es una motivación que tiene que ver más con decir: "pude ganarle a mi propia historia", que a sentirse más que el que tenía enfrente.
Por eso, cuando lo criticaron tanto por irse a Miami a ganar títulos, no entendían que James necesitaba completar su círculo. Cuando logró su primer anillo con Miami Heat (ya había ganado 2 Juegos Olímpicos, pero eso era otra cosa), todo cambió. Su proceso de maduración, que venía en claro ascenso, tuvo un upgrade notable consiguiendo el gran objetivo de su carrera: ser campeón de la NBA.
LeBron, paralelamente, construyó una vida personal impecable, centrada en su familia, sin escándalos, sin rumores, sin excesos, que le permitieron consolidar su imagen de mejor jugador del mundo durante unos 15 años. Sin interrupción, más allá de quién fuera el MVP de turno. Volvió a Cleveland a pagar su deuda personal y les regaló su campeonato, asumió el riesgo de volver a poner arriba a los Lakers y lo logró y amplió su espectro en todos los frentes: empresario, líder de su gente en las batallas contra el racismo y la violencia, actor de la saga de Space Jam que había iniciado su idolatrado Michael Jordan... ¿qué más?
No está claro qué más, porque el récord de puntos de Kareem Abdul-Jabbar era de los objetivos más difíciles. Porque LeBron lo está consiguiendo con 38 años, promediando 30.2 puntos. No llegará a los 11 anillos de Bill Russell y seguramente tampoco a los 6 MVP de Jabbar, pero indudablemente se ganó el derecho de sentarse en la silla del GOAT para una buena porción del mundo.
Fue El Elegido y él honró su destino.
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