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En la historia de la NBA, pocos jugadores han logrado capturar la atención y el corazón de los fanáticos como lo hizo Kobe Bryant. Su dominio en la cancha lo convirtió en una superestrella, pero fueron sus acciones fuera del juego las que lo elevaron a la categoría de ídolo y modelo a seguir. 

En el año 2007, Bryant demostró su lado más humano al hacer tiempo para un joven fanático que luchaba contra la leucemia mientras recibía quimioterapia. En lugar de simplemente entregar una camiseta firmada, Kobe decidió ir más allá: lo entrenó, lo ayudó a mejorar su tiro y le brindó palabras de aliento. Juntos, incluso jugaron un juego lanzamientos, creando un momento inolvidable para el joven aficionado. Esta muestra de generosidad y apoyo dejó una huella imborrable en la vida del joven y en los corazones de muchos. 

Pero el compromiso de Bryant no se limitaba a los aficionados. Durante los últimos años de su carrera, Kobe se convirtió en mentor de jóvenes jugadores de la liga, utilizando su experiencia y conocimiento para ayudarles a crecer y desarrollarse. Su participación en los equipos olímpicos de 2008 y 2012 le permitió conectarse con la próxima generación de estrellas de la NBA, ganándose el respeto y la admiración de muchos de ellos. 

Aunque su legado en el juego es innegable, es su impacto más allá de la cancha lo que ha dejado una marca perdurable en el baloncesto y en la vida de las personas. Kobe Bryant siempre será recordado como un competidor feroz y un líder incansable, pero también como alguien que se preocupaba por los demás y que usaba su influencia para hacer del mundo un lugar mejor. 

Salvador, a young fan who was on chemotherapy battling leukemia, got a surprise visit from Kobe Bryant back in 2007.

They hung out at an arcade, then hit up a basketball court where Kobe coached him and played him in a game of HORSE 👏 pic.twitter.com/nK4SRsVv6M

— ESPN (@espn) June 30, 2020