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Un barco fantasma, una luz sobrenatural, mirada triste y furiosa, sed de revancha y de cobrarse la vida. Es el Holandés Errante y su leyenda está viva. Los miembros de su tripulación murieron hace varios siglos y solo quedan él y su barco. Condenado a vagar por el mar, un pacto con el diablo lo produjo y su capitán, el neerlandés Willem van der Decken, está maldito. 

Tenía que salvar su existencia y Satanás aprovechó la situación, haciendo un acuerdo que simplemente fue una traición. En el Cabo de Buena Esperanza fue la ocasión y su destino quedó sellado para siempre, andando por la tangente siendo un insurgente. 

Su existencia es un mito, pero las coincidencias son varias. Ese holandés parece haber recaído en la Liga Nacional y su nombre está disimulado. Se lo cambió y ahora se llama Diamon Simpson. Sus conocidos le dicen Dee y en la cancha encontró la paz que nunca tuvo en el océano. No anda con vueltas, se dedica a jugar y a deleitar en el intento, ayudando a sus compañeros como veterano del barco que todavía transita.

De los extranjeros de la 2020/21 es el más eficiente y no solo eso, también es el mejor en el rubro si se tienen en cuenta todos los jugadores de la temporada. Su 32.1 de promedio le permite ser el más destacado, demostrando su dominio con una media que se aleja considerablemente del resto. Por ejemplo, el segundo en la lista es Lisandro Rasio con 27.8 y el tercero Tavario Miller con 27.3.

Su rating ofensivo también es el principal (132.6), en un equipo en el que es un talismán. En defensa su índice es el segundo mejor (87.9), estando solo por detrás de su compañero Bryan Carabalí (87.6).

Altruista de raza, su disciplina dentro de la cancha es notable, cubriendo espacios en defensa, anotando cuando la oportunidad se presenta, asistiendo y leyendo el juego como pocos en este torneo. Esto también le permite ser el jugador de más victorias compartidas en la Liga (3.4) y el sexto mejor interno en porcentaje de tiro verdadero (64.0). 

Quimsa está puntero y aquel holandés reconvertido es uno de los principales motivos. No pide nada cambio, descubrió la quietud de un lago sin olas y no piensa moverse. Es el principio, su timón viene listo. 

Ignacio Miranda/ [email protected]
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