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Michael Jordan: la obsesión de John Starks

12:29 02/10/2022 | El escolta de los Knicks no tuvo un futuro promisorio en la NCAA, lo echaron de dos universidades, pero siguió intentando y mientras tanto miraba videos de Su Majestad.

John Starks es a los Bulls un acérrimo enemigo, aquel que vestido con la camiseta azul de New York se lo asocia rápidamente a sus duelos frente a Michael Jordan, generalmente con derrota, puesto que los Knicks jamás pudieron contra Chicago en la época dorada de la década del 90.

Starks fue un jugador que se caracterizó por tener mucho amor propio, defensa férrea, personalidad y ser ese ejemplar que las franquicias aman por su entrega. En ataque no era un negado, metía triples, pero su gen principal como jugador era el corazón que le ponía a cada partido, en especial frente a Jordan, donde siempre llevaba las de perder.

En su etapa colegial, luego de dejar el High School en 1984, comenzó a peregrinar por distintas universidades. Arrancó en Roger State College, pero ni siquiera estaba en el equipo, sino que era de los que no se cambiaba, una especie de sparrig. Por mal comportamiento lo echaron de allí y fue a parar a Northern Oklahoma College, donde si tuvo protagonismo, pero nuevamente un acto de indisciplina lo puso de patitas en la calle.


Todo esto se daba, mientras el propio Starks estaba bien seguro que iba a jugar en la NBA y en su casa de la infancia, le pedía a su madre que le grabara los partidos de los Bulls. Pero no para deleitarse con la magia de Michael Jordan, sino para mirarlo desde otro ángulo contó: “En la universidad, siempre estaba de viaje, así que no podía grabar los juegos de los Bulls. Le pedía a mi mamá que me los grabara para poder verlos cuando llegaba a casa. Así que solía estudiarlo todo y por eso cuando me tocó jugar contra él, yo ya lo había hecho en mi mente”.

En su tercer equipo, muy cerca de su casa, en Tulsa Junior College, se destacó y consiguió una beca para ir universidad estatal de Oklahoma, allí terminó sus estudios y se declaró elegible para el Draft de 1988, donde no tuvo suerte en la lotería y recién pudo ganarse un lugar en el verano entrenando con los Warriors.

Le costó mucho hacerse de un lugar en la NBA, su año rookie en los Warriros, fue de relleno con apenas 36 partidos, luego tuvo que estar un año en la CBA por no tener ofertas en la liga y recién para la temporada 1990/91 llegó a Nueva York y todo cambió para él.

Además en su primer partido siendo un Knicks se enfrentó a los Bulls de Jordan, quien metió 33 puntos y Starks estuvo diez minutos en la duela. Suficientes para que según él haga un buen papel ayudado por los muchos movimientos que vio de Su Majestad en los videos que le grababa su mamá.


“Jugué muy bien ese primer juego contra él, y al final de juego me le acerqué y le dije ‘no me hiciste ninguna jugada de lujo esta noche”, le dijo Starks haciendo gala de su enorme moral.

Jordan no sabía quién era ese número 3 de los Knicks en aquel primer duelo, pero luego sí vio que a quien tenía enfrente era un competidor nato, que se la iba a poner difícil cada noche y así es como le gustaba Jorda y también como le gustaba a Starks.

Mauro Osores / [email protected]
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