Latrell Sprewell, el último gran héroe de los Knicks
15:48 24/12/2020 | Controversial, polémico, talentoso, Latrell Sprewell y su idilio eterno con los Knicks, el equipo al que a punto estuvo de llevar al anillo.
Los últimos 20 años en el Madison Square Garden estuvieron cargados de frustraciones, no hubo ningún equipo que haga ilusionar a la gente con poder arañar un título esquivo desde 1973, pero no solo eso sino que no hubo identificación, más allá de lo que aportó Carmelo Anthony en su faz más individualista de todas o aquella ovación esporádica para uno de los nuestro como la que recibió Pablo Prigioni.
Si bien no hubo anillos, la década de los 90 para Nueva York fue buena e interesante, tenían un equipo contendiente que siempre tropezaba con la piedra Chicago Bulls, pero cuando Jordan decidió jugar al beisbol o bien retirarse, New York se quedó con el Este y arribó a las finales. En la última, allá por 1999, su gran figura fue Latrell Sprewell, un jugador tan controversial como atrayente para el público, con pinta de duro y un básquet explosivo que eran el maridaje ideal para la ciudad de las luces.
Sprewell, durante su infancia vivió mucho tiempo con sus abuelos en Flint, Michigan y tras el arresto de su padre por distribución y posesión de drogas volvió a Milwaukee donde comenzó a jugar a la edad de primer año de secundario, ya que por porte físico fue invitado por el entrenador del equipo de básquet de la escuela Washington.
En el high school fue mejorando día tras día, siendo un alumno callado pero obediente a la hora de corregir aquello que le marcaban con errores y transformándose de a poco en un jugador de interesantes condiciones para ir a una universidad. Así llegó el llamado de la Universidad de Alabama para sumarse al básquetbol universitario, un siguiente paso que el joven y dócil Spre sortearía con éxito.
En la NBA las cosas fueron muy bien desde un principio, en los Warriors encajó bien y rápidamente tuvo su lugar merced a buenas actuaciones en los dos costados de la cancha. Era un jugador completo que llegó a estar entre los mejores de la liga pero fue mutando su carácter y esto comenzó a jugarle en contra. Desavenencias con entrenadores, peleas con compañeros de quipos, disgusto por partida de amigos dentro del plantel todo fue creando una atmosfera complicada en la mente de Sprewell que terminó por estallar el día del estrangulamiento al entrenador P.J. Carlesimo.
Ese fue su ocaso de su carrera, fueron 68 partidos de suspensión y el interrogante de si iba a poder reinsertarse en una franquicia NBA y de si iba a poder dejar de lado esos hábitos negativos de estar en polémicas para seguir su camino a ser un All Star NBA como venía siendo.
Pero si de franquicias extrañas se trata, New York es distintas a todas, por el hecho de estar ser una ciudad muy cosmopolita y pomposa, los Knicks son el atractivo de muchos y el temor de otros por el nivel de exposición que hay. Para un jugador como Latrell Sprewell esto último era una situación por demás llamativa, como encajaría un joven oriundo de Milwaukee en la ciudad de las luces y con la mirada de todos encima por sus actos de indisciplina que taparon todo los bueno en sus primeros años en el básquetbol profesional.
La respuesta fue ciento por ciento positiva, Sprewell supo que era la última chance del tren NBA y se subió con todo, tras una temporada y media entera sin jugar llegó a New York para enmendar su nombre. El romance con el público de New York fue a primera vista, viniendo desde la banca, Sprewell aportó la energía necesaria para que los Knicks avancen a las Finales de la NBA en 1999 ante los Spurs.
Spre se transformó en un jugador carismático para la gente y él se sentía cómodo con ese papel, recuperando el terreno perdido y revirtiendo de a poco su imagen. En una franquicia donde la derrota era lo normal, el ex Warriors junto a Alan Houston y Marcus Camby entre otros daban la identificación que el público quería, equipo con agallas, peleador y buen baloncesto a la vez.
Fueron dos temporadas de mucho éxito para los Knicks, pero como son los Knicks todo es efímero, el instinto animal en Sprewell no era su aliado. Volvió a cometer actos de mala conduca o mejor dicho de dudosa conducta, puesto que un verano se presentó a entrenar con una fracturada producto de una pelea en su yate. Otra vez perdió la línea, nuevamente los problemas de afuera repercutieron adentro y el equipo ya no fue el mismo.
El éxito deportivo se fue marchitando y la franquicia optó por sacarse de encima a Sprewell y mandarlo a Minnesota donde le quedaría un capítulo más en su carrera. Pero ni el primero ni el último será como su historia en la gran Manzana, el Madison Square Garden lo adoptó como un hijo y en dos años de esplendor le rindió una idolatría que aún mantiene hasta el día de hoy.
Amores que se marcan a fuego, amores que van más allá de todo, Latrell Sprewell el último gran héroe de New York
Mauro Osores / [email protected]
En Twitter: @basquetplus
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