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“Mentira, que va a venir Tim Duncan a la Argentina”, esa fue la frase de Fabricio Oberto que pronunció y pensó para si mismo, cuando del otro lado de la línea le confirmaban “en febrero voy para allá, voy con Scott (hermano) y un amigo”. Quien aseveraba ese encuentro era nada más y nada menos que Tim Duncan desde San Antonio, sabiendo que para recorrer Argentina y parte de Chile no había otro mejor guía y compañero de aventuras que el nacido en Las Varillas, Fabricio Raúl Jesús Oberto.

En una charla muy descontracturada en Hola que tal Podcast, junto a sus conductores Nicolás Laprovittola y Germán Beder, el pivote tocó muchos temas de acuerdo a su día a día multifacético y bastantes minutos se llevó la visita por el sur de la leyenda de los Spurs.

Recién retirado de la actividad profesional y listo para ir tachando todos los asuntos pendientes de hacer por falta de tiempo, Duncan llamó a su ex compañero para concretar su recorrido por Chile y Argentina. Fabricio, un reconocido aventurero, diagramó la travesía a realizar en moto que comenzó según contó el cordobés por Osorno hasta Chiloe, en el país trasandino, para luego cruzar a San Martín de Los Andes y comenzar el recorrido por territorio argentino.

“Tim quedó enloquecido con la visita, muchas veces me decía ‘estamos solos’ y se asombraba por el poco movimientos que podía llegar a ver en una ruta que no pasaba nadie y estábamos nosotros solos con las motos”, aseguró Fabri. Pero esa soledad no iba a ser eterna, porque hubo un reconocimiento que le dio un condimento más al viaje, en el cual Oberto remarcó varias veces que, a pesar de ser protagonista principal, “no podía creer estar en esos lugares con Duncan”.

Los lugares inhóspitos se prestaban para la tranquilidad y para manejarse en el día a día con un anonimato pocas veces experimentado para el flamante Hall of Fame nacido en Islas Virgenes,  hasta que pasó lo que tenía que pasar, y en un restaurante de Chiloe, un pueblo de Chile ubicado en la Región de los Lagos al sur de Puerto Montt, los reconocieron

“Cuando fuimos a Chiloe, cruzamos con la barcasa y estábamos en un restaurant en un puerto, en un pueblo nuevo pero antiguo que parecía una set de película. Nos sentamos a comer una mariscada increíble y en eso viene uno de los que trabaja en el restaurante y me dice che ‘tu amigo se parece mucho a Tim Duncan’ y le digo sí, vos sabes que lo confunden un montón, lo tienen harto, pobre”, relató Oberto como trató alargar el anonimato de su amigo famoso en la travesía.

El intento fue bueno, pero ya era demasiada la curiosidad de esa persona y google le sacó la duda: “Cuando voy a pagar, me muestra el teléfono y estaba la foto mía de jugador y me dice ‘vos sos este señalándome y él es Tim Duncan y ahí fue la primera foto que sale a la luz y comienza a enterarse la gente que Tim andaba por esos pagos”.

A partir de ese día, el fanatismo se hizo presente en los lugareños y  por eso que el surgido en Atenas de Córdoba recordó que ya nunca más estuvieron solos en sus paradas estratégicas durante el recorrido. “Después la gente iba calculando por dónde íbamos a pasar y en cada estación de servicio teníamos personas esperándonos, una locura”, describió Oberto y sin decir también cuantifico la grandeza de Duncan en Argentina, ya que a pesar de no ser el más taquillero del espectáculo en la maquina NBA, haber jugado con Manu y Fabricio le garantizó idilio con el argentino y con el fan del básquet que lo admira por lo que hizo adentro de la cancha y ahora también lo hará por la simpleza que mostró cuando recorrió las rutas argentinas y chilenas

Tim Duncan y Fabricio Oberto y una muestra más de cómo la simpleza para disfrutar de las pequeñas cosas hacen la diferencia, saber reconocerlas es la virtud de esta dupla que en la vida como en la cancha, eligen la jugada más simple.