Selección Argentina

El día que Manu inhibió a Campazzo

11:04 04/03/2021 | En uno de sus últimos partidos con la celeste y blanca, Manu le pidió algo a Facundo que no se lo esperaba y reaccionó como un juvenil.

Facu Campazzo y Manu Ginóbili en tiempos de selección

El duelo con Brasil en Río 2016 es sin dudas unos de los partidos icónicos de la Selección Argentina de los últimos veinte años seguro, con ese cruce donde ambas selecciones se jugaban un pase a los cuartos de final de los JJOO. El juego quedó inmortalizado por el triple del Chapu y las casi cien veces que rebotó la pelota en el cilindro antes de caer por la red y decretar el empate agónico de Argentina a falta de seis segundos para el final, en un juego que lo tuvo corriendo de atrás buena parte del mismo.

Si el triple del Chapu es de las jugadas más recordadas, el rebote ofensivo de Facundo Campazzo que posibilitó el tiro de Nocioni está casi a la misma altura. Los rebotes dentro de un partido no suelen ser muy recordados, pero este sí, porque no fue uno más, no fue uno que le cayó en la mano, sino que su corazón tan grande como el tamaño del Arenca Carioca 1 hizo que lo fuese a buscar entre cuatros camisetas verdes y lo abrace como al tesoro más preciado.

Hasta ese momento Facundo venía haciendo un buen partido, pero esa jugada, esa muestra pura y directa de su corazón le dio el envión para ser Campazzo, el irreverente de Peñarol, en los tiempos extras siguientes, haciéndose cargo del equipo. De El Legado, el libro escrito por Germán Beder sobre esta camada del seleccionado argentino, se desprende esta historia entre Facundo, quien hace soñar a los argentinos con la NBA en estos momentos y Manu Ginóbili, quien brilló e hizo delirar a muchos durante sus dieciseis temporadas en la liga estadounidense.

Trece puntos fueron los que convirtió Campazzo en esos tiempos extras ante el Brasil de Rubén Magnano y una muestra de que el liderazgo y el cambio de mando tan mentado comenzaba a gestarse y Facundo era el número puesto para adueñarse de la selección.

En tanto, en una de las tantas charlas distendidas con Beder para el libro le contó: “Hubo un ataque, creo que en el segundo suplementario, donde trasladé la pelota hasta la mitad de la cancha y lo busqué a Manu para que resolviera la ofensiva él, como siempre lo hacía en los partidos de los Spurs, aquellos que me quedaba viendo de madrugada en Mar del Plata. Y en ese momento que estoy llevándole la pelota, me mira y me dice: ‘No, jugá vos’. Te imaginas mi situación, me creía Jordan, fue una de las escenas más fuertes de mi carrera”.

Y Facundo con confianza es un torbellino de energía que con el correr de los años se ha tranquilizado, él mismo ha comentado que ese apartado del juego es uno de los que más ha trabajado, ahora su manejo de los tiempos es muchísimo mejor que cuando jugaba en Peñarol o en Murcia, época en el que llegaron los Juegos de Río.

“Al partido siguiente o al otro no recuerdo bien, me agarró de nuevo y me retó con una frase lapidaria: ‘Facu, a ver si la pasamos un poquito más’, me quería morir”, expresó Facu.

Pero si Manu te dice algo no es por divimismo o por querer tirar él, sino que lo dice desde lo que necesita el equipo y en ese momento el seleccionado según el astro bahiense pedía ponerle un freno al propio base y para lo cual funcionó, ya que con la picardía y la alegría que lo caracteriza al base cordobés reveló: “Creo que no miré más el aro en todo el partido, jaja”.

En la Generación Dorada siempre estuvo el conjunto por encima de las individualidades y a pesar de que esta historia habla de un pequeño individualismo de Campazzo, está más que claro que ese mensaje caló hondo en elenco nacional en donde no importan los nombres, ni los presentes de cada uno, interesa siempre lo colectivo y en eso radica el fuego sagrado de la Selección Argentina de Básquet.

Mauro Osores / [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @osoresmauro

 

 

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