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Informe especial

Argentina y los Panamericanos: juego, realidad y futuro

20:55 06/11/2023 | La Selección se consagró campeona por segunda vez consecutiva. Analizamos un poco más allá lo que pasó y lo que dejó el torneo a futuro.

Argentina cumplió en Chile y se llevó muchas cosas positivas (Getty)

Los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile le dejaron al básquet argentino un sabor mucho más dulce del que se esperaba antes del inicio. Pocos hubiesen acertado que se iba a volver con dos medallas y que la de los varones sería de oro. Seguramente hoy muchos dirán que lo esperaban. Bien por ellos. Nosotros no estábamos tan convencidos, aunque sí creíamos que el masculino podía aspirar a una medalla. Y de las chicas, con semejante cantidad de bajas, era difícil pensarlo. Y lo lograron. Chapeau a ambos planteles. 

Analicemos ahora un poquito más la cuestión de los muchachos. Por un lado, la idea original de concurrir con un equipo pleno, o semipleno de jóvenes menores de 20-25 años no pudo darse, por distintos motivos. El más importante, porque la mayoría de los que está en ese rango de edad y tiene proyección juega en el exterior y en casi todos los casos, no fueron prestados. Hablamos de Juan Fernández, Fran Cáffaro, Santiago Trouet, etc. Lee Aaliya, que también estaba en la idea previa, estuvo todo este tiempo con el tema de su ingreso a Michigan, y prefirió enfocarse en eso. Después, de la Liga Nacional, hubo chicos que podrían haber estado, pero nadie que lo mereciera sin discusión. 

De los 12 que fueron a Chile, entonces, hubo 3 muy jóvenes (Giovannetti, Bocca y Lugarini), de 22 años o menos, Baralle y Pérez Tapia de 24, Barral y Saiz de 29 y el resto de 30 o más (Cuello y Taya 30, Scala 32, Ramírez Barrios y Hernández 33). Aquí entra en escena otro tema, que muchos deciden obviar, y que es difícil no verlo. En una economía como la argentina, el aporte que recibe desde el Estado la Confederación implica también ciertas cuestiones como que, a este tipo de torneos, hay que llevar equipos que puedan ganar medallas, porque a la larga, eso es lo que se busca al poner el dinero. Lo demás, el futuro, el desarrollo, etc, todo muy lindo, pero lo que refleja, para los que manejan ese dinero, una gestión exitosa (y que se vea en la gestión propia, no en la que viene o en dos más), son los resultados. Y después de los Juegos Olímpicos, los Panamericanos son los que siguen en importancia. 

Entonces. Está claro que una parte del equipo que fue a Chile no va a tener mucho futuro en la Selección, porque para ser sinceros, las próximas Ventanas para la Americup son muy accesibles, se clasifican 12 de 16 equipos, faltan 2 años para el torneo central, que no clasifica a nada, y hasta es probable que, si sigue la buena sintonía, ya se permita que vengan los que juegan en Europa a esas Ventanas. Igualmente, para quizá no gastar tanto dinero y probar jugadores locales, es probable que hasta la Americup 2025 haya alguna chance de que participen jugadores que, para ese entonces, tendrán 33-35 años. Pocas pero hay. 

La realidad, si mezclamos todo lo dicho, es que se cumplió un objetivo importante: competir y ganar. Eso primero. Después, se logró foguear a los 4 más jóvenes, con distintos grados de responsabilidades, en un torneo donde tenían mayores atrás bancándolos. Y eso salió muy bien, con los 4. Enorme experiencia para Bocca y Giovannetti y gran avance de Baralle y Lugarini. Veremos Pérez Tapia si sigue su desarrollo. 

Lo otro importante es que los veteranos (obviamente también los jóvenes) se adaptaron más que bien a la idea que bajó desde Prigioni y que Ramella implementó, con su marca, del nuevo sistema que, se supone, regirá como "manual" para las próximas selecciones. El IQ argentino, una vez más, fue alto y eso posibilitó que, con pocas prácticas encima, igual llegaran a un nivel bueno de ejecución, con todos los fallos lógicos ante un nuevo sistema. El torneo no tuvo alta calidad individual, pero eso no fue culpa de Argentina, que lo ganó sin ningún tipo de dudas, jugando sus dos mejores partidos en los cruces, algo que no es fácil. 

Ahora, dicho esto, seguimos esperando un plan integral. Pero no uno que conozcan solo los pocos que manejan la organización del básquetbol argentino, sino uno que todos podamos ver, con programas, metas, objetivos y procesos. Con las personas que los manejarán, las que los ejecutarán y las que los comunicarán. Porque toda la previa de Chile fue muy desprolija. Sabemos que este momento, este particular momento, es difícil para todo eso por la enorme ansiedad e incertidumbre que hay, y que ni siquiera sabremos si cambiará a partir del 19 de noviembre, cuando se conozca qulén será el próximo presidente.

El tema es que, sea lo que sea, el mundo y la Argentina seguirán girando, y esta conducción recién empieza mandato. Todavía no escuchamos a Sergio Gatti, el flamante nuevo presidente de CAB, decir cuáles serán los pilares de su gestión. Ojalá uno sea una gran convocatoria, porque solo le va a ser difícil hacerle frente a este momento. Hay mucha gente valiosa que está dispuesta a ayudarlo y, como dijo Pipa Gutiérrez en la nota que publicamos el fin de semana, al menos busquemos aprovechar estos dos años en los que Argentina quedó afuera del Mundial y de los Juegos para desarrollar esta nueva idea. No se puede perder un segundo más. 

 

Fabián García / [email protected]
En Twitter: @basquetplus

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