Especial

Contextualizar las palabras de Prigioni y los nacionalizados

09:00 21/09/2022 | El cordobés dijo ayer en la entrevista con Básquet Plus que no nacionalizaría a jugadores para la selección y se armó un gran alboroto.

Scariolo encontró en Brown la llave que le permitió ganar el Eurobasket: polémico al comienzo, casi sin discusión cuando se logró el título (Getty)

Ayer, en una entrevista con Básquet Plus, Pablo Prigioni fue muy concreto cuando le preguntamos sobre su opinión acerca de nacionalizar jugadores. Dijo Pablo: "Yo siempre estuve en contra. Mientras yo esté en la selección eso no va a pasar. Ni siquiera va a haber un integrante del staff de otro país. Cuando yo no esté, que se tome la decisión que quieran. Para mí la selección es lo más puro que hay y ya tenemos nuestras competencias de clubes para competir con gente de todo el mundo. Y me parece fantástico. No estoy en contra de las selecciones que lo hacen, sino de la regla". 

La palabra del cordobés rápidamente se viralizó en las redes sociales y, como pasa siempre que ocurre algo así, las opiniones explotaron a favor y en contra, pero sobre todo muchas veces (la mayoría), no teniendo en cuenta ni el contexto ni la intención con la que fue dicho. Prigioni, alguien recto si los hay, en ningún momento buscó sacarle derechos a los que legalmente tengan la posibilidad de nacionalizarse argentinos, sino de una cuestión de identidad. 

Justamente la identidad es algo que necesita absoluto contexto. Una cosa es llevar a Lorenzo Brown a España, o a Mike Tobey a Eslovenia, o entrar en ese mercado de pases incomprensible para "fichar" nacionalizados para potenciar selecciones, y otra muy distinta incorporar a alguien que, llegado el caso, se acople a la forma de ver, vivir y jugar de un equipo. De la misma manera, en la idea de Prigioni, tampoco un argentino tiene asegurada su incorporación si no muestra esa misma identidad. Lo que Prigioni no quiere, para ser absolutamente claro, es nacionalizar a un jugador para la Selección Argentina. 

Ahora bien, ¿es eso discriminatorio hacia los extranjeros lo que dijo Pablo? De ninguna manera. Para empezar, la situación de nacionalizados potables para una Selección Argentina ha sido prácticamente nula en la historia del básquetbol argentino. En algún momento, con mucho viento a favor, podría haberse pensado en Tyler Field o Stan Easterling como jugadores con una mínima chance, pero la realidad es que estuvieron en un momento donde Argentina no necesitaba refuerzos de su nivel. 

En ambos casos, fueron jugadores que se quedaron muchos años en Argentina, formaron familia, tuvieron hijos argentinos y, podría decirse, "sintieron" el país. Echaron raíces. No se nacionalizaron solo para sacar una ventaja deportiva en épocas donde había límites de extranjeros. Pero la realidad es que el factor inicial fue ése. Hoy, ambos viven en Estados Unidos. Un hijo de Stan juega aquí, y otro, de enorme proyección, lo hace en Estados Unidos. Ambos son argentinos. 

Creemos que lo que Prigioni quiso dejar bien en claro es que no aceptará una nacionalización en el concepto de fichaje. Como si fuera una compra. Pablo busca que vestir la camiseta argentina sea una cuestión emocional, porque cree que ahí está la diferencia, sobre todo con la competencia de clubes, donde uno puede estar en un equipo un año y en otro al siguiente, y nada cambia. La selección nacional es solo una para cada jugador, y su idea es que la identidad sea la marca. Y la identidad no se entrena, ni se compra ni se presta. Perfectamente podría darse un caso de un extranjero nacionalizado que capte esa identidad de forma plena, aunque no hay demasiados ejemplos en el mundo de casos que no tengan vinculación de sangre, como los descendientes de nigerianos nacidos en Estados Unidos o, por poner un ejemplo concreto, Nick Calathes en Grecia, pese a haber nacido también en Estados Unidos. 

La cuestión es que lo que Prigioni puso sobre la mesa es la absoluta tergiversación que se vio en el último Eurobasket, más allá de que la regla FIBA permite un solo nacionalizado. Porque a los casos más a la vista de Brown o Tobey, hay que agregarle más de una decena: Slaughter en Polonia, Boost en Bulgaria, McFadden en Georgia, Perry en Montenegro, Larkin en Turquía, Roberson en Bosnia, Hopkins en Hungría o Dorsey en Grecia. ¿Alguien puede ver algún tipo de identidad en estos casos?

Seamos completamente honestos. España salió campeón del Eurobasket con Sergio Scariolo, italiano, como entrenador. No dudamos en absoluto del compromiso de Scariolo con España, pero su principal objetivo con el equipo fue ganar. Y por eso revolvió medio mundo hasta encontrar al jugador que iba a permitirle ganar en una situación adversa. Y fue Lorenzo Brown. Pero si hubiese sido Joel Embiid era lo mismo. O Robert Williams. Fue un fichaje. Como si fuese un torneo de clubes. 

Ahora, si de lo que estamos hablando es de ganar torneos, bien, será esta la nueva realidad y la carrera se volverá cada vez más económica. Porque en la mayoría de los casos, hay un factor de dinero importante en el medio. Ni hablar de los casos de Asia, como Tucker en Jordania o los que han ido a Japón. En esa carrera, Prigioni dejó bien en claro de qué lado está. Hablar de discriminación es un absurdo. Pablo habla de compromiso real. Y ahí se pone inflexible. Y está perfecto. 

Fabián García / [email protected]
En Twitter: @basquetplus

 

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