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Hace poco más de una semana se cumplieron dieciséis años del mayor escándalo en la historia reciente de la NBA: Malice at The Palace, la pelea entre los jugadores de Indiana Pacers y Detroit Pistons que se extendió a las grades e involucró a fanáticos de esta última franquicia. Ron Artest fue el protagonista principal, pero una de las historias más recordadas de aquella noche vino después del suceso y gracias a una frase suya.

El deportista que luego ganó dos campeonatos con la camiseta de Los Ángeles Lakers y que ha cambiado su nombre en numerosas ocasiones (Metta World Peace, Panda's Friend, Metta Sandiford-Artest) estuvo en el centro de todo: fracturó a un locutor, noqueó a un fanático de los Detroit Pistons y fue el que llevó los disturbios a las tribunas luego de que le revolearan un vaso lleno de bebida.

Cuando todo se calmó y pudieron entrar al vestuario visitante del The Palace of Auburn Hills, se dio la conversación que disparó el relato. Stephen Jackson, compañero de Artest y quien fue a defenderlo cuando comenzó la trifulca con los aficionados, se encontraba sentado y con golpes por todos lados. Ron se reunió con sus colegas y tuvo una de sus típicas salidas: "¿Creés que nos metimos en problemas?", le preguntó. "¿Problemas? Superamos eso. Tenemos suerte de tener un trabajo", le contestó Jackson.

Aunque Artest no parecía tenerlo tan claro, la NBA transformó el suceso en una lección: fueron 146 partidos y un acumulado de más de 10 millones de dólares en sanciones para los miembros de los respectivos planteles que estuvieron involucrados. Él fue el más castigado, con 86 encuentros y una multa de casi cinco millones.