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Michael Jordan maneja un status dentro de los jugadores, fanáticos, prensa y todo el mundo asociado al deporte que jamás hemos visto. Tan solo su presencia es sinónimo de respeto, con esa mirada de killer que ponía cuando llegaba la hora de cerrar un partido. Para muchos jóvenes en la NBA, Jordan es su inspiración para jugar. 

Ese era el caso, al menos indirectamente, de Jayson Tatum. El alero estrella de los Boston Celtics siempre se mostró como un ávido fanático de Kobe Bryant, pero la admiración de Kobe hacia Mike lo hizo fijarse también en el mejor jugadore de la historia. Tanto, que cuando la marca Jordan le propuso un contrato para desviarlo de Nike y que sea una de las caras de la línea, ni se lo pensó. 

Sin embargo, el primer encuentro no fue como Jayson hubiera deseado, en parte por los nervios descomunales que le producía la figura de Jordan, algo que solamente pudo comparar con su primera experiencia en los Playoffs de la NBA. Contó Tatum que, en la presentación oficial suya como atleta Jordan, durante el día tuvo una breve conversación con MJ, que naturalmente atendió la ceremonia frente a los medios. 

Aún así, el desafío llegó cuando cayó la noche, y en modo de celebración, se juntaron a cenar en un restauran manejado por el mismo Jordan. Jayson dijo que él llegó a la mesa donde estaban todos, y lo primero que hizo fue mirar directo a Mike para saludarlo, y de lo nervioso que estaba, su mano le temblaba. Tanto, que tiró la copa de vino en la que estaba tomando Jordan, por suerte solamente manchando el mantel, pero en ese momento quiso desaparecer. Elmastro, lejos de darle una mirada asesina como solía hacer, se la dejó pasar, y lo invitó a sentarse mientras él mismo limpiaba todo. Sin duda alguna, contaba Tatum, se salvó de ser fulminado por el ex-Bulls.