Mano a mano con Juan Fernández: por qué decidió retirarse a los 31 años
23:34 25/04/2022 | Charlamos con el cordobés que dejó al Trieste en medio de la temporada y decidió cambiar por completo el rumbo de su vida. Vale mucho la pena escucharlo.
Estaba por terminar enero de este año y, sorpresivamente, llegó la noticia desde Italia: Juan Fernández dejaba el Trieste en medio de la temporada. Con 31 años, no quedaba claro si había ocurrido algo o qué. Después de 3 meses de tomada la decisión, instalado en Estados Unidos (allí viven sus suegros), Juan aceptó hablar con Básquet Plus para contar su historia, su verdad. Para escucharla atentamente, porque el cordobés explica muy bien todo lo que pasó por su cabeza.
- Lo primero que te pregunto es fácil, ¿por qué tomaste la decisión de no jugar más?
. Fue un proceso bastante largo me doy cuenta hoy. Muchas señales durante mucho tiempo y una acumulación de cosas que me hicieron sentir que no tenía nada más para dar. Y eso es lo que me deja tranquilo. Entiendo que no es normal lo que yo hice, porque físicamente y basquetbolísticamente quizá podía seguir, pero mentalmente estaba agotado. Siento que me entregué completo durante los años que jugué. Los dos años que estuvimos en pandemia hizo que el lado difícil de la vida del deportista, de la que no se habla mucho, y tampoco quiero enfocarme en eso, porque me quedo con todo lo positivo que me dio mi carrera. Pero se habla poco de las distancias, la lejanía con la familia, el no verse... y eso me pasó factura después de estar 4 años sin viajar a la Argentina. Eso me afectó y entrar en ese trajín de la rutina, de estar lejos, de no poder planificar nada por la pandemia, que en Italia pegó fuerte, el efecto que eso tuvo en mi mujer y mi hijo repercutió en mí, y también al revés, así que fue una decisión bastante consensuada. Difícil pero consensuada. Cuando entendimos como familia que era lo mejor, no hubo vuelta atrás. Y hoy me siento bien, en paz, sin ningún arrepentimiento.
-¿Las señales llegaron todas post pandemia o antes ya habías tenido alguna?
. No, probablemente me empecé a dar cuenta durante, sobre todo cuando volvimos a la normalidad y luego a encerrarnos, y así varias veces. El entre pandemia por decirlo de alguna forma. Eso fue difícil. También se acumularon cosas. Yo vivo el básquet desde que nací. A veces digo que tuve dos carreras, porque también viví la de mi viejo (el lobito Gustavo Fernández) como si fuera la mía. Y desde muy temprano me ví relacionado con el básquet muy seriamente, sin que nadie me haya obligado. Desde muy chico entendí que quería hacer esto y me dediqué por completo, sacrificando un montón de cosas. Y a la larga todo eso me parece que me pasó factura. Y el lado divertido del deporte en sí se fue perdiendo cada vez más y no supe cómo hacer para volver a encontrarlo. También hubo una madurez de mi vida en donde las prioridades fueron cambiando. Mi hija tiene casi 7 años y cada vez que nos despedimos de mis viejos o de mis suegros, era cada vez más duro. El básquet dejó de ser la prioridad, dejó de estar arriba del todo.
- Más allá de no divertirte como cuando eras más chico, ¿también hablás de la presión del deporte profesional?
. Puede ser, tiene un poco que ver. Es difícil analizarlo porque nosotros no nos ponemos a analizar nada cuando estás jugando. Pero es verdad que el deportista profesional está entrenado para no mostrar debilidad, a estar siempre firme, siempre arriba. Sobre todo hoy en este mundo que vivimos con las redes, donde uno siempre que mostrar la imagen de que está todo bien. Quizá tuvo algo que ver, pero creo que todo lo que te conté antes tuvo más influencia.
- Es que en esto que vos decís, si estás jugando deporte profesional se supone que sos un privilegiado, y confesar que algo no está bien hasta se toma como un desagradecimiento.
. Sí, seguramente. Es verdad que el deportista profesional es muy envidiado y si preguntás, el 80 o 90% de la gente desearía estar en ese lugar, ser futbolista o basquetbolista. Por eso yo quiero ser muy cuidadoso con quejarme, porque soy un agradecido de todo lo que el básquet me dio. Porque me lo dio todo. Por ir a Temple conocí a mi esposa. El 90% de mis amistades más estrechas las hice a través del básquet. El mensaje que sí se tiene que dar es que cada uno vive sus propias cosas, sus propias "guerras", de acuerdo a sus circunstancias. Cuesta al principio por eso que vos decís, que tenés todo. Pero nadie está en tu cabeza, y que los de afuera no lo entiendan no quiere decir que lo que te está pasando no sea real o verdadero. Mi malestar se reflejaba mucho en mi familia y eso era lo que yo no quería que pasara. Mi vida pasaba mucho por cómo estaba yo en la cancha. Todo se iba a mi casa. Me costó mucho a mí siempre separar las cosas. La forma en la que encaré mi carrera fue la que me permitió conseguir lo que conseguí, pero también a estar como estaba. Por eso no cambiaría nada, pero hasta acá llegué.
- Debe haber sido fuerte, porque si no hubieses esperado hasta el final de la temporada.
. Es que esa era la decisión que ya tenía tomada. Meses antes de dejar, ya había hablado con mi esposa que era la última temporada. No se lo había comentado a nadie, pero sabía que había llegado el final. Pasaron 2 o 3 meses y de verdad llegué a un punto en el que no tenía ni un minuto de entrenamiento para dar. En el Trieste me conocieron bien en 5 años y supieron por eso que lo que me pasaba era real. Eso también me ayudó. Supieron entenderme.
- Hoy escribía sobre Ben Simmons y, si bien son dos mundos distintos, analizaba lo difícil que sigue siendo aceptar los problemas mentales que puede tener un deportista profesional, aunque gane 30 millones de dólares. Entender que la cabeza se les puede bloquear igual.
. Hay dos cosas que aprendí en este proceso y una que pasa mucho. Lo que pasa es que el deporte da mucho a la opinión desmesurada. Vale todo. Cada uno puede pensar lo que quiera y todos tenemos una plataforma donde expresarnos hacia afuera. Lo que aprendí fue que tenemos que tener mucho cuidado a la hora de juzgar, porque es difícil ponerse en el lugar del otro y saber los problemas con los que uno pelea en su cabeza, sea en el ámbito que sea. Más en la NBA. Ni me quiero imaginar lo que pasan esos pibes. Lo otro es que en estas cosas el dinero no tiene nada que ver. Me quedó muy en claro ahora. Hoy estoy desempleado y estoy mucho más tranquilo que cuando tenía un contrato y una seguridad.
-¿Pensaste en lo económico?
. Sí, claro, pero tengo la suerte de tener una esposa que me apoyó siempre en esto y que hoy es la que está trabajando, además. Pero pensé en todo cuando me retiré. Y digo retiré entre comillas, porque no sé si en uno o dos años quiero volver a jugar.
- Como Scola, que no dijo nada.
. Claro, jajajaja. Lo estoy viviendo día a día y es lo que necesito para mí y mi familia. Hoy esto es lo mejor para mí. Y es un momento de transición.
- No sé si lo pensaste, pero de tu generación, clase 1990, es sorprendente cuántos jugadores están retirados o semi retirados: Matías Nocedal, Ezequiel Manzanares, vos, Leonardo Cañete, Fede Glinberg juega el Federal pero vive de otra cosa, Pablo Orlietti lo mismo...
. Es difícil hacer un análisis general porque no creo que haya un común denominador. Lo que te puedo decir es que ese grupo era muy unido y seguimos teniendo muy buena relación al día de hoy. Hablo seguido con los chicos. La mayoría o todos tomaron decisiones por esto mismo que te digo yo, por su bien personal, mental, o de salud. Hablo mucho con Pablo Orlietti y él se ha reamigado con el básquet ahora en Pico jugando en una categoría más baja y haciendo otra cosa que le gusta. Le buscó la vuelta. Nadie dice que tenemos que jugar hasta los 40. No somos todos Scola. A él le funcionó, a mi viejo también, se retiró, volvió y jugamos juntos y ascendimos en 9 de Julio.
-¿Te quedaste con las ganas de algo?
. No, no tengo arrepentimientos. Me entregué por completo a los clubes donde me tocó jugar y eso me deja tranquilo. Me hubiese gustado jugar Euroliga, si te tengo que nombrar algo. Pero lo que más me llevo de mi carrera, más allá de los logros, son las relaciones personales. Las amistades. Pude conocer un montón de gente que va a estar ahí siempre.
-¿Tenés idea de algo para el futuro? Por obvias razones, no te veo relacionado al básquet.
. No, no. No me veo como entrenador. Durante mi carrera he estudiado otras cosas, hice cursos, me gusta estudiar idiomas, escribir. Quisiera ver por ese lado para ver para dónde tiro.
-¿Qué estudiaste en Temple?
. Periodismo, e hice un master en escritura creativa. Pero me gusta muchas cosas, la nutrición, leer. Pero no tengo experiencia en otras cosas. Si bien el básquet te prepara para otras cosas, no tengo experiencia, así que veremos para dónde arranco.
Fabián García / [email protected]
En Twitter: @basquetplus
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