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WS: Win Shares. Estimado de victorias aportadas al equipo, por su rendimiento estadístico.

Golden State y San Antonio se vieron las caras el año pasado, en la final de conferencia, con un 4-0 en favor de los californianos. Hoy el cruce se da en un contexto muy distinto, no solo por la instanca de primera ronda, sino por el presente de ambos conjuntos: los Warriors tuvieron un cierre de fase regular demasiado irregular y llegan sin Steph Curry, mientras que los Spurs penaron durante varias semanas para ingresar a playoffs, teniendo que reacomodarse sobre la marcha ante la ausencia de Kawhi Leonard (tampoco estuvo en la final del Oeste del año pasado).

Aún las dudas que pueden haber generado sus últimos rendimientos, hasta que no se demuestre lo contrario, Golden State sigue siendo el máximo favorito al título y por supuesto, nítido candidato a quedarse con esta llave ante San Antonio. Está claro que los dirigidos por Kerr tienen una o dos marchas más de lo que dieron hasta ahora en el torneo y creer que veremos a los mismos Warriors de hace un par de semanas, sería un error gravísimo. No solo siguen teniendo el mejor plantel de la NBA, sino también el mejor juego colectivo.

El único tema que despierta dudas con respecto a los Warriors, es cómo se acomodarán ante la ausencia de Curry. Sin el base, la identidad del equipo es otra y en parte, pierden esa sensación de imbatibilidad, quedando algo limitados en cuanto a opciones ofensivas (pasan a depender mucho de Durant y Thompson). La gran incógnita, sin embargo, es cómo responderán los jugadores de rol del equipo. Al menos en esta primera ronda, Golden State no puede ganar solamente con el peso de sus figuras, sino que dependerá de su segunda unidad y hombres complementarios. Jugadores como Andre Iguodala, Shaun Livingston o David West están evidenciando el paso del tiempo, ¿tendrán ellos también una marcha extra para los playoffs? Los de Oakland así lo necesitan.

En ese contexto, ¿puede San Antonio ilusionarse con dar el batacazo? Parece difícil, aunque por supuesto que no imposible. Lo primero que tienen que hacer los Spurs, es mejorar la versión propia que vinieron mostrando en el último tiempo. De hecho, los de Popovich seguramente son uno de los dos o tres equipos que peor llegan a esta postemporada desde lo estríctamente basquetbolístico, con inconvenientes serios para superar a cualquier rival que se les puso en frente en el cierre de la fase regular. Para tener chances, los texanos no solo precisan que Golden State no tenga un salto de calidad, sino además tener uno importante ellos mismos.

El punto a favor para San Antonio, es que tienen el material para limitar esta ofensiva de los Warriors. Con excelentes marcadores perimetrales como Danny Green o Dejounte Murray, más los esquemas tácticos del cuerpo técnico, es probable que ni Durant ni Thompson vayan a tener una serie cómoda. Sobre todo porque no tendrán a un Curry desequilibrando y generando espacios desde su uno contra uno. La pregunta, sin embargo, es cómo harán los Spurs para encontrar una solidez ofensiva que no han mostrado en ningún momento de este 2018. Si no es con LaMarcus Aldridge rondando los 30 puntos y con los tiradores subiendo ampliamente sus porcentajes, no parecen haber demasiados caminos.