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Luis Scola fue mucho más que uno de los mejores basquetbolistas de la historia, es uno de los deportistas más importantes del mundo. El legado que dejó fue gigantesco y muchos lo tomaron como ejemplo para sus carreras personales. El argentino se retiró en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, culminando una carrera exitosa, con más de 20 años en el seleccionado argentino. Aunque estuvo cerca de colgar las zapatillas una década antes.

Faltaba un mes, un puñado de partidos para que termine la temporada regular de la 2010/11, los Rockets visitaron a los Kings y se quedaron con la victoria por 123-101. Pero el triunfo tuvo un sabor agridulce porque Houston continuaba peleando para meterse en los playoffs aunque en ese partido Scola sufrió un golpe que limitó sus minutos esa jornada y luego lo mantuvo alejado de las canchas por unos encuentros.

Pero lo que parecía solo un golpe del juego, terminó siendo una complicación para Scola e incluso puso en jaque su carrera. Fue el propio Luifa quien lo contó, tiempo después, en el podcast de Álvaro Martín. Así lo expresó el argentino: “Fue un momento duro. Cuando me lastimé pareció una tontería. Fue un choque hueso con hueso y volví a jugar, pero después se me hinchó porque descubrimos que en ese golpe se había hecho una grieta”. Enseguida agregó: “Se estaba pelando el cartílago. Armamos una lista de varios médicos y el primero me preguntó de entrada, ¿cuánto llevás sin jugar? Y yo le dije ‘ayer’. No entendían cómo había jugado porque tenía un problema grave”.

Había que resolver rápido y resolver qué operación hacerse. Así comentó Luis cuál fue el tratamiento elegido: “Era una que fue la que me hice yo, de limpieza, u otra de microfractura, pero donde había muchos antecedentes de jugadores que se la hicieron y no volvieron más. Yo sentía que no era tan grave entonces me hice la primera”.  Pero luego de la intervención quirúrgica llegó lo peor: el tiempo pasaba y la rodilla izquierda no mejoraba. Cuatro meses y la situación se volvió compleja. “La rodilla no iba ni para adelante ni para atrás. Me acuerdo de ir caminando y caerme porque la rodilla cedía. Pensé que no iba a poder jugar nunca más. Fui a ver al médico y le dije que me dijera la verdad, y él me confesó que no creía que pudiera volver a jugar con normalidad. Que terminaría quizá ese año, o uno más. 'Me sorprendería que juegues dos años más'. No creo que tengas chances de jugar una temporada completa'. Yo me fui de ahí y no lo podía creer. Tenía 31 años y estaba totalmente abatido”, expresó Luifa.

Luego, en otra nota, dialogó con Juan Pablo Varsky y le dio más detalles de la situación, principalmente de lo que pasó después de la operación y su recuperación. “Me había operado, pero la cirugía menos invasiva. En su momento Julio Lamas me vio entrenar el primer día y se agarraba la cabeza... Yo después lo cargaba porque hicimos una práctica para que yo me moviera y cuando me vieron estaban en un costado los tres debatiendo como diciendo: ‘Qué hacemos con este pibe’. Yo no podía correr. Hacen una reunión y me comentaron que podía prepararme para 15 o 20 minutos, pero les expresé que no lo iba a hacer en base a ese tiempo, sino para 35”. Contó Scola. El interno se había sumado al seleccionado argentino que se preparaba para disputar el Preolímpico del 2011 en Mar del Plata, para el cual era una incógnita si iba a poder participar.

“Bueno, pero no estás...”, quiso reclamar el cuerpo técnico. “Bueno, les dije, ‘yo me preparo para jugar 35 minutos y lo peor que puede pasar es que esté bien para 15. En cambio, si me arreglo para 15, lo mejor es que puede llegar a esa fracción de tiempo’”. ¿Cómo terminó la historia? El propio Luis lo sintetizó: “Y ese Preolímpico lo jugué y salí mejor jugador del torneo, clasificándonos a los Juegos Olímpicos”.