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Bahía Blanca

Howard Wilkerson, una mano más que ayuda al básquet de Bahía Blanca

11:16 14/03/2025 | Wilkerson llegó este año al club Leandro N. Alem para jugar en la liga local, pero con la catastrófica inundación que sumió a la ciudad no dudó en ponerse a colaborar.

Howard Wilkerson se sumó para secar el piso del club Leandro N. Alem (La Nueva)

El impacto de la tormenta en Bahía Blanca dejó postales desoladoras. Calles anegadas, autos apilados y clubes devastados por el agua. Howard Wilkerson, el estadounidense de casi dos metros que llegó a L.N. Alem para disputar el torneo de Primera local, observó la escena desde su departamento y quedó impactado. “En Estados Unidos estas cosas pasan más seguido. Pero es la primera vez que veo algo así, nunca nada ni cerca. Jamás había visto autos apilados unos arriba de otros y el desastre que hizo la fuerza del agua”, relató en una nota de La Nueva. Su experiencia con fenómenos climáticos en Carolina del Norte le permitió mantener la calma, pero no pudo ocultar su asombro.

Una vez que las condiciones lo permitieron, tomó su bicicleta y se dirigió al club. Sin electricidad ni señal telefónica, Wilkerson y su compañero Fede Giarraffa salieron a recorrer la ciudad y se encontraron con un panorama devastador. “Llegué como pude. Quería saber cómo estaba el club. No tenía señal de teléfono ni nada. Así que fui y me puse a ayudar para limpiar el gimnasio. La verdad que la cancha estaba destruida”, recordó. Con un trapo en mano, se sumó al esfuerzo colectivo para intentar salvar el piso del Daniel Lacunza, un trabajo que, aunque lo dejó con una sensación de impotencia, también le permitió ver el lado humano de la tragedia. “Cuando llegamos vimos que estaban como en shock, sorprendidos, no entendían cómo podía pasar esto, invadidos por la tristeza. Pero noté que las caras fueron cambiando cuando empezaron a ayudar. Sabiendo que estábamos todos juntos, en familia, para ayudar y ver cómo poder avanzar. Eso generó un poco de esperanza”, explicó.

Wilkerson no dudó en involucrarse, motivado por el cariño que recibió desde su llegada a Alem. “Quería ayudar como podía a la gente y al club que me trajo. Desde que llegué me trataron muy bien y, si así no hubiera sido, igual hubiese ayudado, porque es parte del ser humano ayudar a gente que necesita, más allá que la conozca o no”, enfatizó. Sin embargo, el daño causado por la tormenta parece irreversible. “El problema es el estado de las canchas. La nuestra está destruida, no sirve más el piso, van a tener que cambiarlo todo. Es algo muy triste, porque se tendrá que juntar plata como sea. No sé cómo vamos a seguir”, lamentó.

Con la incertidumbre de cómo continuará la actividad en la ciudad, Wilkerson dejó un mensaje de resiliencia. “Ahora no podemos pensar en jugar al básquet con todo lo que está pasando, pero considero que entrando a la cancha, como así la gente haciendo lo que le gusta, puede ayudar a distraerse, sacar la cabeza un poco del dolor y mejorar. Bahía es la Capital del Básquet, así que volver a jugar seguro que ayudará a que la gente se distraiga”, reflexionó.

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