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En 1991, los rumores sobre el estado de salud de Magic Johnson comenzaron a circular, especialmente después de su ausencia en un partido de pretemporada contra Utah. La verdad salió a la luz cuando, tras unos chequeos rutinarios solicitados por los Lakers, se descubrió que Magic era portador del VIH. El 7 de noviembre, en una conferencia de prensa, Magic anunció que debía retirarse de la NBA. En ese entonces, el VIH se veía como una enfermedad terminal, lo que conmocionó al mundo.

Magic aclaró que no tenía SIDA, sino que era portador del virus. Esto desató una ola de información sobre la enfermedad, sus causas y sus consecuencias. La NBA, liderada por David Stern, apoyó a Johnson, quien comenzó a recibir tratamiento con AZT. A pesar de los momentos difíciles, incluido el embarazo de su esposa Cookie, ella nunca dudó en apoyarlo.

La respuesta de la comunidad deportiva fue mayoritariamente positiva, aunque algunos, como Karl Malone, expresaron temor por el contagio. Sin embargo, Magic fue incluido en el All-Star de 1992, donde demostró que estaba en buen estado físico, ganando el MVP del partido. También participó en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, lo que ayudó a cambiar la percepción pública sobre el VIH y mostró que la enfermedad no era una sentencia de muerte.

En 1996, tras más de cuatro años de ausencia, Magic regresó a la NBA a los 36 años para jugar con los Lakers. Aunque no estaba en su mejor forma, promedió casi 15 puntos por partido en 36 encuentros, cerrando su carrera de manera digna. Con los avances médicos, Magic ha logrado controlar el virus, que ahora es indetectable en su cuerpo. Su visibilidad y lucha contra el VIH contribuyeron significativamente a cambiar la percepción de la enfermedad y a promover avances en su tratamiento.