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La historia del básquet está hecha de muchos grandes jugadores que pasaron en distintas etapas, momentos, épocas y dejaron marcas en sus equipos y en las distintas competencias. Hay otros que eran grandes promesas pero, por distintos motivos, no pudieron cumplir las expectativas que había depositada en ellos.

Uno de esos jugadores, en los cuales había depositado muchas expectativas pero que no pudieron cumplir, fue Franklin Delano Selvy. Más conocido como Frank Selvy. Oriundo de Kentucky, jugó cuatro temporadas en la NCAA para los Paladins de la Universidad de Furman y su paso por la liga universitaria fue todo un récord.

En la NCAA, Selvy fue arrollador. Su capacidad anotadora era increíble y terminó las distintas temporadas con promedios superiores a los 20 puntos, incluso en la última por encima de los 40. En esa época todavía no existía el lanzamiento de tres puntos, haciendo aún más meritorio su logro.

La noche de su despedida de la NCAA fue una fiesta y fue un hecho histórico. Sabiendo de su capacidad anotadora, hablaron con su equipo y plantearon el partido para que Selvy sea su principal vía de gol para poder establecer una nueva marca histórica. Y así fue.

Con un lanzamiento desde mitad de cancha y sobre la chicharra, Frank alcanzó la friolera de 100 puntos anotados en el encuentro que los Paladins vencieron a la Universidad de Newberry por 149-95. Lo que generaba Selvy era inexplicable, ese partido fue el primer partido universitario que se transmitió en directo en Carolina del Sur. Todos expectantes de ver a Frank.

Su gran paso por la NCAA le permitió ser elegido en la primera posición del draft de 1954 por Baltimore Bullets, delante de grandes futuras estrellas como Bob Petit. Rápidamente llevó su gran nivel a la NBA, mostró sus armas y los motivos que le llevaron a ser el primer jugador en anotar 1000 puntos en su carrera en la liga universitaria.

Fue enviado a Milwaukee Hawks en su primera temporada y fue elegido para el All Star Game. En su segundo año en la mejor liga del mundo continuó jugando para los Hawks pero ya mudados a Saint Louis. El equipo se estaba reestructurando y Selvy era uno de los pilares fundamentales.

Pero la tercera temporada marcaría el hito que cambiaría su carrera por completo. Frank debió hacer una pausa en su carrera profesional para incorporarse al Ejército de los Estados Unidos por un año y el parate lo complicó. Regresó y continuó jugando en los Hawks pero no fue el mismo, su rendimiento y sus números bajaron considerablemente.

Jugó varias temporadas más, luego fue traspasado a los Lakers. Recién en 1964 a los 31 años se retiró, jugó finales, más de 500 partidos totales en la NBA pero nunca, tras estar un año en el Ejército, recuperó su nivel y volvió a ser el que era.