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La admiración que despertó Emanuel Ginóbili en el básquet mundial con su calidad como deportista y como persona, fue muy grande. En la NBA pasó algo similar, el argentino llegó siendo un desconocido, se hizo su lugar en San Antonio Spurs, conformó un tridente ganador con Tim Duncan y Tony Parker y quedó en la historia grande de la franquicia y de la mejor liga del mundo.

Steve Kerr fue compañero del argentino en San Antonio Spurs, ambos coincidieron en la franquicia texana en la temporada 2002/03, año del retiro del excelso tirador que cerró su carrera con cinco anillos de campeón y momento en el cual Manu llegaba a la NBA.

Kerr, tras varios años alejado de las canchas, comenzó su carrera como entrenador y coincidió en varias ocasiones con Manu, incluso dirigía a Golden State Warriors el día que Ginóbili jugó su último partido en la NBA. Su equipo eliminó a San Antonio por 4-1 en la primera ronda de los playoffs.

Steve siempre reconoció ser un admirador de Manu y su filosofía de trabajo, le pidió que no dejara de jugar tras eliminarlo en ese playoffs y siempre expresó que lo tuvo como ejemplo para afrontar su carrera como entrenador. En una entrevista reciente en Lead by Example con Bob Myers contó que utilizó al argentino para convencer a Andre Iguodala antes de conseguir su primer anillo de campeón con los Warriors.

"Le dije a Iguodala: 'sé que nunca has salido de la banca en tu vida', creo que literalmente tuvo 1100 juegos seguidos en su carrera sin salir de la banca, y estaba dispuesto a intentarlo, pero no estaba emocionado por eso, pero respetó y entendió la visión”, comentó Kerr.

Luego agrego: "Estaba realmente influenciado por San Antonio y por Pop, por todo lo que experimenté y observé después de irme de allí. Ginóbili, miembro del Salón de la Fama, y salió de la banca durante seis o siete años y ganaron un montón de títulos”.

Tan importante fue Iguodala que fue clave para lograr cuatro anillos con los Warriors de Steph Curry. Ahora, ya retirado, le queda el recuerdo de los grandes logros, donde el consejo de Steve Kerr y el ejemplo de Manu Ginóbili fueron sumamente imprescindibles