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Bronny James sigue sumando argumentos para dejar de ser simplemente "el hijo de LeBron" y empezar a construir su propio nombre en el básquet profesional. En la victoria de South Bay Lakers por 122-118 sobre Santa Cruz Warriors, el filial de Golden State, el joven base firmó su mejor actuación en la G-League con 39 puntos, en una noche que consolidó su evolución. Su planilla habla por sí sola: 14/21 en tiros de campo, 4/8 en triples, 10/13 en dobles y 5/6 desde la línea, además de aportar 7 rebotes, 4 asistencias, 4 robos y un tapón en 38 minutos. Más allá de sus siete pérdidas, fue el líder absoluto del equipo y el factor determinante del triunfo.

El crecimiento de Bronny ya no es un simple espejismo. Desde Navidad, su rendimiento en la G-League viene en alza, con promedios de 22.4 puntos por partido, y este fue su tercer juego superando la barrera de los 30 en la temporada. En lo que va del curso, acumula estadísticas muy sólidas: 20.6 puntos, 5 rebotes, 5 asistencias y 2 robos por partido, con un 43% en tiros de campo y un interesante 36% en triples sobre un volumen de ocho intentos. La confianza con la que juega se traduce en decisiones más acertadas, mejor uso de los bloqueos y un control del ritmo que lo posiciona como un generador de juego más versátil de lo que se preveía.

El impulso de su actuación ante Milwaukee en la NBA, donde firmó 17 puntos contra los Bucks de Giannis Antetokounmpo, pareció motivarlo aún más. Si bien su espacio en los Lakers es limitado por la lucha del equipo principal por los playoffs, en la G-League ya empieza a dar señales de que el nivel puede quedarle chico. South Bay, con figuras como Cole Swider y Stanley Johnson, ha sido un entorno ideal para su desarrollo, pero su explosión en los últimos partidos podría acelerar los tiempos para una prueba más seria en la liga grande.