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Cuando sonó la chicharra final en Mercedes, los jugadores de Argentino no festejaron solos la Permanencia en la Liga Nacional. Unas 60 almas juninenses confirmaron una vez más que el Turco es una marca especial en la máxima categoría, con una sentido de pertenencia poco común en los tiempos que corren.

Cuando uno llega a las inmediaciones del Fortín de Las Morochas, ya puede sentir la identificación del barrio con el club que representa. Paredes con grafitis y hasta árboles pintados hacen ya sentir una atmósfera completamente distinta. Y ni hablar cuando se acerca al estadio, con una enorme cantidad de familias que partido a partido llegan a calle Almirante Brown para brindar su apoyo y aliento al equipo que representa ese aguante dentro del campo como pocos.

Como en los viejos tiempos, el hincha aporta desde todos los lugares posibles, no solo desde el aliento, sino comprando cada rifa, cada pollo, cada torta de trigo y lo que sea que decida realizar la institución, con dirigentes que desde la gestión de los pocos recursos que tienen hacen un enorme trabajo. Y lo que más representa esto es tener en claro hasta dónde poder y no poder gastar, sin renunciar nunca a la identidad del club, todo sin contar con apoyo gubernamental.

Si hay algo que ha identificado a Argentino desde su incursión en el básquet profesional, ha sido la pertenencia de los grandes jugadores que pasaron por la institución. Y aquí hablamos de los Juanchi Cangelosi, nacido en el club, y de los que llegaron desde otros lares como Joni Slider, Franco Balbi, el Turco Abdala, Josi Gil o hasta de Manny Payton, otro extranjero que llegó sin experiencia en Argentina, se destacó y terminó festejando como un hincha más la salvación. Por eso en cada ocasión en el estadio se ven glorias del ayer y hoy mancomunadas con un solo objetivo, defender con uñas y dientes la camiseta. Y ni hablar de los jugadores nacidos en las divisiones inferiores, desde aquellos niños que sueñan con siquiera cambiarse y alientan sin parar, hasta los que tuvieron un paso glorioso y lo siguen a la distancia, como Santiago Scala o Enzo Filippetti.

También esta identificación se da en el banco de suplentes, con los Capelli, Huarte o Jápez, que entienden la idiosincrasia, se identifican y trabajan dentro de ello para forjar aún más la identidad turca dentro del campo.

Una plaza de Liga Nacional que se sostiene desde hace 12 años de manera ininterrumpida y que de manera muy genuina ha logrado un lugar importante en la historia, a base de esfuerzo, trabajo, para seguir una vez más en la élite. Y hoy resuena una vez más el tan cantado “Que Argentino es de Primera, de Primera no se va”.

Alejandro Malky / [email protected]
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