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En julio a pocas horas de que se abriera el mercado de traspasos en la NBA todo tembló con un jugador que no estaba en las gondolas, un pez gordo que todos querían pescar. Kevin Durant había pedido el traspaso tras una decepcionante temporada en la que se fueron a casa en primera ronda de playoffs con 4-0 en contra. Estó desestabilizaría todavía más al proyecto de los neoyorkinos. Sin embargo Durant afirma que no fue así.

"Esto fue algo de verano. No estábamos jugando ningún juego", dijo Durant a Nick Friedell de ESPN . "No interferí con lo que estábamos haciendo en la cancha todos los días. No era una cuestión de lo que le preguntabas a mis compañeros de equipo todos los días después de un juego o una práctica. Lo que hice no se interpuso en el camino de los juegos que se jugaban, así que sentí que esa es la diferencia en todo". Aunque parece que algún que otro efecto realmente tuvo, con aquel fatidico inicio de temporada en el que iban 1-5. Pero KD no vio las cosas así, añadió: "Arreglamos todo eso justo antes del campamento, y fue genial, no se interpuso en el camino de los aros". 

En ocaciones anteriores en las que estrellas de la liga exigiron ser traspasadas a las franquicias no les quedó más remedió que hacerlo. Por ejemplo; los Houston con Harden o los Minnesota con Butler. Con Durant, los Nets se mantuvieron el temple. La estrella exigió que el equipo lo cambiara o despidiera al entrenador en jefe (lo que finamente sucedió) y al gerente general Sean Marks. Nash se fue tras el récord de 2-5 y ahora mismo van segundos en la difícil conferencia del este.  
 

Durant hasta su lesión promediaba 29.9 puntos, 6.7 rebotes y 5.3 asistencias. Está lanzando un 56,8% desde el campo y un 93,3% en tiros libres, ambos al ritmo de las mejores marcas de su carrera. El jugador de 34 años con su ausencia por lesión demostró la falta que haría en la franquicia de Nueva York. Los Nets pasaron del segundo al cuarto puesto y solo ganaron uno de sus últimos 5 encuentros. KD además es el quinto jugador que más camisetas vendió con su nombre está temporada. Con esos números cualquier exigencia, salvo irse, son ordenes en Brooklyn.