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Instituto de Córdoba fue campeón de la Liga Nacional la temporada pasada y si bien mantuvo gran parte de la base para este año, sufrió algunos cambios en su plantel de jugadores importantes. Pero su entrenador, Lucas Victoriano, siguió siendo la cabeza del equipo y logró amalgamar esas piezas nuevas para que se acoplen de la mejor manera a los que ya venían jugando.

Si bien todo el equipo llegó antes que arranque la temporada, varios se sumaron en las últimas semanas de la pretemporada y les llevó un tiempo sumarse a los lineamientos que el cuerpo técnico tenía dispuestos. Eso se notó en el andamiaje y el funcionamiento del equipo, si bien tenía buen récord, hasta el parate de fin de año sufrió varias derrotas y perdió, jugando la segunda etapa en el inicio del 2023, en la Liga de las Américas.

Ya sin la competencia continental, centró todos sus esfuerzos en la Liga Nacional. El equipo fue mejorando constantemente, se empezó a ver cada vez más el juego que el entrenador pregona sin una estrella principal, sino aprovechando los momentos de cada jugador y dándole protagonismo al que mejor se encuentre. Algo difícil de lograr pero, a su vez, muy complicado para sus rivales y complejo de neutralizar porque tiene muchas y grandes variantes.

En varias entrevistas que le hicimos, Victoriano resaltó cómo se adaptó a jugar con jugadores nacionales, siendo algo que hoy, prácticamente, lo elige. Un plantel con grandes fichas nacionales por sobre las figuras extranjeras y es algo que, hasta ahora, le viene dando grandes frutos.

Cada parate le hace mejor a Instituto. Así como el de fin de año lo volvió imparable en la segunda parte de la Liga Nacional, el de las últimas semanas para esperar conocer su rival en los Cuartos de Final, el equipo creció considerablemente, mostrándose muy compacto y sólido.

Ante Boca Juniors, en el arranque de la serie de Semifinal jugando como local, los de Victoriano mostraron sus credenciales y su chapa de gran candidato. Los cordobeses sacaron, prácticamente de la cancha, a Boca, un equipo con grandes jugadores, de mucha jerarquía, con extranjeros que son determinantes. Un equipo armado para ser campeón.

Instituto, a su habitual desempeño de variantes ofensivas, goleo repartido, minutos de nivel para sus jugadores más importantes, con nueve por encima de los 10 minutos en cancha y seis de ellos anotando por encima de la decena de puntos. Los de Alta Córdoba maniataron a Franco Balbi y Leonel Schattmann, los encargados de generar juego en el Xeneize, presionaron en la primera línea, pudieron robar balones y lograron convertir puntos fáciles.

La Gloria bombardeó a Boca con tiros de tres puntos, mostrando un porcentaje altísimo, tirando 17/26 con un 65%. Realmente muy alto. En ese apartado, tanto Leandro Vildoza como Nicolás Romano lanzaron 3/3, Chuzito González 4/8, Nico Copello con 3/5 y Gastón Elías con 2/3. Imposible vencer a un equipo que tira así.

Instituto, si continúa en este nivel, será imposible de detener para cualquier equipo.