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Como ocurre con un montón de cosas en esta era de la tecnología (¿ya murió hace rato la Edad Contemporánea no?), en todos los ámbitos hay que adaptarse o, al menos, levantar las antenas, ver lo que pasa, a quiénes atrae cada cosa, cómo y por qué. Y en el básquetbol, el 3x3 se ha convertido en un fenómeno al que hay que dejar de poner a un costado, como algo pequeño que no está relacionado con el básquet tradicional de 5x5. 

En París 2024 tuvimos la posibilidad de vivir uno de los espectáculos más creativos, pasionales e integrales que tienen que ver con esta especialidad del 3x3, en una estructura armada por la organización (aproximadamente de 1.5 millones de dólares de costo), con capacidad aproximada de 5.000 personas, techada pero al aire libre al mismo tiempo, que congregó fanáticos todos los días de juego, que no dejaron butaca libre nunca. Tanto en varones como en mujeres. 

El 3x3 es básquet y, al mismo tiempo, es otro deporte. Y va más allá de las reglas. Es otro deporte sobre todo en lo estratégico, en la forma de jugarlo, en qué cosas se aprovechan más y menos y principalmente en la importancia que tiene la elección del tipo de participante. Uno podría decir que cualquier jugador de nivel alto podría hacerlo bien aquí y no es tan así. El 3x3 tiene ciertos aspectos que superan claramente a otros. 

En primer lugar, y quedó demostrado, lo ideal es que todos los jugadores tengan tiro de 3 puntos (que vale 2, o sea, el doble que uno lanzado dentro de la zona de 3), que todos tengan manejo del balón, porque es determinante tener buen uno contra uno, situación que se da permanentemente; que todos tengan buena capacidad de pase, porque por el mismo motivo, hay que aprovechar mucho los cortes al cesto y las puertas de atrás. También es importante que todos tengan un buen tamaño y sean atléticos, para poder cambiar todo el tiempo en los bloqueos. 

El torneo se definió anoche, a pleno, en una jornada que incluyó las semifinales a la tarde y la pelea por las medallas a la noche. Y salvo alguna presencia estelar del básquet tradicional (por ejemplo el tirador Jimmer Fredette en Estados Unidos, ex NBA durante 6 temporadas), la mayoría se dedica al 3x3, más que nada en varones. O por lo menos le dedica más atención. En las mujeres, por un tema económico, suele verse a chicas que también compiten en clubes durante todo el año.

Lo que quedó claro en París es que esto va para arriba. Por el estadio, ubicado en la Place de la Concorde, cerca del skate y de varios otros deportes que se instalaron allí, pasaron desde LeBron James, Kevin Durant, Tony Parker, Dirk Nowitzki, Pau Gasol y Gianni Infantino, hasta el Rey Felipe VI de España ayer para ver a las chicas de su país jugar por la medalla de oro. Entre paréntesis, con una marplatense en sus filas. 

La movida es gigante. El 3x3 es el deporte urbano más importante del mundo, con más jugadores, y su crecimiento es innegable. Anoche se coronaron las alemanas sobre las españolas (17-16 en un final tremendo) y Holanda sobre los locales en suplementario 18-17. Holanda armó un plan estratégico hace no demasiados años para desarrollarse en esta rama y su cosecha ya está a la vista: un oro olímpico. 

Para Argentina, y Latinoamérica en general, la cosa es bastante complicada, porque para llegar a estos torneos hay que tener continuidad y jugar muchos challenger, ya que se premia sobre todo el ranking (el sistema es parecido al del tenis), con lo cual si en América del Sur no hay prácticamente esos torneos, hay que ir a jugarlos afuera. Y eso cuesta dinero. Claro que, para Argentina, una inversión de ese tipo quizá no sería tan alta si luego llega una posibilidad de medalla olímpica a corto o mediano plazo. Un ítem para prestarle muchísima atención de ahora en más. 

Fabián García / [email protected]
Enviado especial a París, Francia
En Twitter: @basquetplus