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Corría el año 2011, Los Angeles Lakers era el campeón reinante y San Antonio Spurs aún disfrutaba de su Big Three. Dos de ellos, Manu Ginobili y Tim Duncan, formaron parte del All-Star Game de esa temporada. Para el argentino, sería la segunda y última participación en el emblemático juego que reúne a muchas de las estrellas de la liga.

Curiosamente, aquella fue la campaña en la que más partidos disputó como titular. Lo hizo en 79 de los 80 que jugó, una cifra extraña para alguien que estaba acostumbrado a arrancar desde la banca. Pero, con más protagonismo, el bahiense se convirtió en uno de los jugadores más determinantes no sólo de su franquicia, sino de toda la competencia. Con 33 años, promedió la segunda mayor marca de su trayectoria en minutos (30,3) y registró 17,4 puntos, 4,9 asistencias, 3,7 rebotes y 1,5 robos por encuentro. Todo eso le valió la inclusión como reserva en el plantel que representó a la Conferencia del Oeste, conformado por figuras del calibre del mencionado Duncan, Kevin Durant, Carmelo Anthony y Kobe Bryant, entre otros.

En aquella jornada, Ginobili se despachó con 7 puntos, 5 asistencias, 3 rebotes y 3 recuperos en 20:43 minutos en cancha. Su equipo se impuso al del Este por 148 a 143 y el MVP fue Bryant, quien levantó el trofeo por cuarta y última ocasión en su carrera. Un cotejo cargado de historia y de emoción que, con el tiempo, se hace cada vez más valioso.