Liga Nacional

La historia de Rosco, la mascota preferida de la Liga Nacional

16:41 29/03/2020 | Querían crear una mascota similar a las de la NBA. Tras idas y vueltas llegaron a la conclusión de que sería un Rottweiler. Se llamaría Rosco.

Rosco en el Juego de las Estrellas (Foto: AdJ)

Hoy en día el Juego de las Estrellas es un espectáculo normal para el imaginario colectivo argentino. Los torneos de volcadas, de triples y de habilidades, los enfrentamientos entre los históricos de la liga y el partido con el que finaliza el fin de semana con los mejores jugadores de la actualidad ya son una normalidad, siempre entretenida, cabe destacar. Pocos se preguntarán cómo se llegó a eso y el largo trecho está cargado de anécdotas, relatos y situaciones cómicas. 

Una de ellas es la historia de Rosco, la mascota del Juego de las Estrellas y del básquet argentino en general. Su presencia impone diversión, entretenimiento y también respeto y el proceso para dar forma a la creación no fue para nada fácil. Se intentó ganar multitudes trayendo a figuras representativas de la NBA como el Gorila de Phoenix Suns, pero nada parecía suficiente. La Liga y el evento en sí necesitaban una personalidad propia, con raíces argentinas y simbolización criolla.

Después de cinco años en los que el Polideportivo Islas Malvinas de Mar del Plata se convirtió en el hogar del Juego de las Estrellas, Michael Stura comenzó a pilotear de hecho la Asociación, primero con un presidente (Gustavo Fernández al comienzo y luego Luis. Villas), siempre con Daniela Rodríguez como mano derecha en lo administrativo y con Alejandro Cassetai manejando el evento. Este grupo fue el impulsor del proyecto de la mascota propia. 

Su modelo era la NBA, la casa del espectáculo más allá del deporte, de las rivalidades y de cualquier fanatismo. Primero se lanzó un animal peludo de color azul que no convenció mucho en sus actuaciones. Así fueron probando hasta que decidieron empezar de cero el proyecto, haciendo borrón y cuenta nueva. Un caricaturista les mostró algunas opciones animadas de diferentes animales y a todos les terminó convenciendo la figura del perro. Era agradable y podría perdurar por largo tiempo. 

En ese preciso momento apareció Mariano Latorre, quien por aquel entonces era jugador y también estudiante de Educación Física. Junto a un compañero suyo se acercó a la AdJ y le ofreció la creación de una mascota. Durante los próximos ocho meses se entrenaron en la cancha de Ateneo Popular de Versailles, en Buenos Aires, en donde fueron creando volcadas y jugadas que podrían ser divertidas para los fanáticos.

Se llamaría Rosco en adaptación a Roscoe Pondexter, un jugador norteamericano que disputó apenas un solo partido en Argentina, bajo las órdenes de León Najnudel en Sport Cañada de Gómez. ¿Por qué uno solo? Porque tras anotar 32 puntos en el día de su debut tuvo que ser operado esa misma noche por una infección. Dicen que era tan pero tan bueno que tras su periplo en el país, León comenzó a ponerle Rosco a una jugada suya. 

Finalmente, llegó el traje y también la gigante cabeza del perro. Era un Rottweiler y todos estaban sumamente contentos. La inversión fue inmensa y superó los 5.000 pesos, que en ese momento significaban la misma cantidad en dólares. La idea les costó cara, pero su creación perduró hasta la actualidad, en donde Rosco es la figura más representativa de un Juego de las Estrellas que divierte, emociona y regocija a todas y cada una de las personas que año a año se acercan al evento. 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
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