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Cuando de un lado están Steph Curry, Kevin Durant, Klay Thompson y Draymond Green, y del otro aparecen titulares como Troy Williams, Andrew Harrison o JaMychal Green, es lógico esperar que los primeros tengan una noche tranquila. Y eso fue exactamente lo que parecieron pensar los Warriors en su visita a Memphis, donde se llevaron una de las grandes sorpresas del año.

No es solo que los Grizzlies se hayan quedado con el triunfo, sino cómo lo hicieron: dominaron por completo a Golden State, llegando a tener una máxima de 30 puntos, para luego acabar regulando hasta el 110 a 89 final. Increíblemente, el partido ya estaba prácticamente terminado al momento de llegar al entretiempo: 61-38.

La noche dio para todo: para que jugadores como JaMychal Green (14), Jarell Martin (13), Troy Williams (11) y Andrew Harrison (11) anoten en doble dígito, para que Klay Thompson y Steph Curry disparen 8 de 28 de cancha combinados y lo más llamativo: para que Tony Allen, un especialista defensivo pero generalmente un negado en ataque, anote más (19) que el propio base de los Warriors.

Más allá de lo sorpresivo de la situación, se trata de un buen recordatorio para los Warriors: deben tomarse cada partido en serio, sin importar el rival que tengan en frente. Se sabe que los de Kerr juegan con cierta soltura y soberbia en su estilo y aunque muchas veces los ayuda, otras veces sufren este tipo de descalabros. Especialmente cuando se enfrentan a un rival como Memphis, que nunca te regala nada, sin importar qué jugadores tenga disponibles.