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El proceso que le permitió a Vince Carter ser el más veterano de la NBA

22:25 05/06/2020 | Cambió su mentalidad. Pasó de ser una estrella a un jugador de rol. Fue productivo hasta el último minuto de su carrera.

Carter la vuelca ante los Cavs (Foto: NBA)

Un hombre calvo de vincha negra aguarda en la esquina. Recibe la pelota, no duda y lanza sin oposición. La red hace su característica melodía de "chas" y el público se para a aplaudir. El motivo del delirio no es la acción, más bien el jugador. Se llama Vince Carter y a sus 43 años es el más longevo de la NBA 

Pasó Kobe Bryant, también Tim Duncan y Dirk Nowitzki. Pero él siguió ahí, a su modo, con su propia esencia y particular ritmo. Muchos se preguntarán como hizo Carter para mantenerse en la élite del básquet durante tanto tiempo. La respuesta, aunque parezca compleja, es simple y los sorprenderá.  

¿La adivinaron? ¿No? Bueno... es su mentalidad. Esta herramienta le permitió adaptarse a los cambios como si fuera un camaleón andando por tierras diferentes sin ser percibido. Pasó de ser una estrella a un jugador de rol a base de comprensión de su función. De nuevo, parece complejo, pero no lo es. 

Vince, por ejemplo, no juega el NBA All-Star Game desde la temporada 2006/07. ¿Una temporada clave? La 2009/10, campaña en la que lo traspasan a Orlando Magic. Venía de ser uno de los principales jugadores en New Jersey Nets y debió aceptar un papel secundario, en pos de un equipo joven con sed de gloria, en la que jugaban talentos como Dwight Howard, Jamer Nelson y compañía.  

En esa temporada pasó de promediar 36.8 a 30.8 minutos. Además, sus intentos de tiros de campo se redujeron de 16.8 en la última campaña con Nets a 13.5 en su primera con Orlando. En ese entonces tenía 32 años y entendió que su cuerpo comenzó a mermar. Lamentablemente, su paso por el Magic no terminó de la mejor manera, ya que el equipo perdió en la final de la NBA ante Lakers. 

Después siguió el proceso en Dallas Mavericks, en donde llegó en la 2011/12. Allí continuó haciendo más de lo mismo en menor tiempo. Apenas lanzó 9.9 tiros de campo por partido, pero extendió su rango, lanzando de distancias más lejanas.  

Al cumplir 38 años la NBA todavía estaba interesada en él por tres cosas: podía lanzar, defender y aconsejar a los más jóvenes. Precisamente por eso firmó con Memphis Grizzlies y otra vez volvió a mejorar con minutos reducidos, especialmente en sus tiros de tres puntos, puesto que pasó de 44.0% en Mavericks a 56.0% en Tennessee.  

Así llegaron las 40 décadas y el calvo de vincha estaba listo para otro desafío. Hubo un coqueteo con Golden State Warriors, que le ofrecieron un puesto ceremonial en el que tendría el rol de consejero más que de jugador. Pero Carter no quería eso. Es decir, le gustaba impartir conocimiento a los imberbes, pero quería seguir teniendo minutos.  

En medio de todo eso llegó la oferta de Sacramento Kings y el veterano no dudó. Le dijo que no al campeón y se fue a jugar a su vecino de California. Una temporada con los reyes y luego a los Hawks. Ese sería, definitivamente, su último parpadeo. Y se fue a lo grande, siendo útil hasta el último minuto en el campo.  

O te rebelás o te consumís. Vince Carter eligió lo primero y el destino lo premió. Entendió su proceso y lo abrazó de tal manera que no se evaporó. Se apagó de a poco, como una fogata al final de una noche que parecía eterna. Tan eterna que finalmente terminó. 

 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
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