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Carmelo Anthony fue transferido por OKC hacia Atlanta en una negociación tripartita, pero no jugará en la franquicia de los Hawks. Primero por lo tóxico que serían sus 27.9 millones de dólares en el presupuesto de la organización y luego porque iría en contra de la que parece ser su meta de foguear a los jóvenes y asegurar un buen puesto en el próximo Draft (en el acuerdo se desvincularon de Schroeder y Muscala).

De esta manera, según informó Wojnarowski, el próximo paso de Atlanta será cortar al alero que formó parte de 10 All Star Games, quien tampoco vería con buenos ojos jugar en los Hawks. No habrá recisión, sino que la desvinculación será directa y el jugador de 34 años recibirá los 27.9 millones que le corresponderían por la próxima temporada. Por cuestiones legales y comerciales, el trámite podría tardar algunos días.

Desde que se supo que no continuaría en Oklahoma City, estuvo hablando con diversas franquicias que le interesan en Las Vegas, entre ellas los Rockets y el Heat. Sin dudas, la organización de Houston es la que más probabilidades tiene de quedarse con Carmelo y la que más movimientos a hecho para quedarse con él.

Carmelo ya cuenta con la experiencia de lo que sucedió la última temporada, en la que no se acopló nunca de manera eficiente a OKC y se enojó en reiteradas ocasiones por el rol que le tocó cumplir. Seguramente será el mismo que deberá afrontar en su próximo destino; ¿estará dispuesto a aceptarlo para el bien del equipo?