Los hilos con los que se desenrolla el destino son inentendibles y no hay que para a intentar comprenderlos, porque no serviría para nada. Así es la forma de pensar con la que Diego Ciorciari está afrontando su prematuro y totalmente inesperado retiro, como consecuencia de un duro golpe que le resintió una zona cervical en la que ya tenía problemas congénitos.
“Estoy agradecido de haber sufrido el impacto con la edad que tengo y no a los 30 o 25”, nos confesó el propio jugador en una charla. No obstante, a sus 37 años estaba totalmente vigente en la Liga Nacional y era uno de los referentes de un compacto equipo de Hispano Americano, en el que en esta temporada promedió 4.4 puntos, 5.2 asistencias y 1.5 robos, en 22.5 minutos por partido. A continuación, la entrevista completa.
- ¿Cómo vas asimilando todo esto que te pasó?
. Estoy tratando de llevarlo de la mejor manera posible, junto con el apoyo de mi familia y haciéndome a la idea de que ya no voy a jugar más, que es lo más difícil de todo. Pero creo que la cabeza va pasando página y trata de agarrarse de las pequeñas cosas, para tratar de pensar en el futuro, en lo que viene y de gozar con la mejor salud posible lo que me quede de vida. Es un golpe duro, pero estoy afrontándolo con mucho huevo, hablando mal y pronto. También estoy agradecido de haber sufrido el impacto con la edad que tengo (NdR: 37 años) y no a los 30 o 25, porque la decisión hubiera sido mucho más difícil.
- ¿Cómo fue ese momento del impacto? ¿Qué generó en vos y en tu cuerpo?
. Fue en el partido contra Peñarol. Cambiamos en un pick and roll, una jugada sencilla y salto por delante de Alejandro Alloatti para robar la pelota, porque habíamos quedado en un miss match. En ese momento viene Eniel Polynice, el americano nuestro, como ayuda se ve que mal calculada y cae encima de mí. En ese momento la cabeza es como que se me tracciona para abajo, para el costado y reboto contra Alloatti. Ahí directamente sentí como una explosión, no a la altura del cuello, sino en el plexo braquial, con toda la continuidad nerviosa. Fue un dolor que no había sentido nunca en mi vida y automáticamente el hombro se me durmió totalmente. Yo me agarré el hombro y me fui para afuera, pensando que me había sacado el hombro o la clavícula, pero cuando me hicieron los estudios pertinentes no tenía nada en los huesos en sí: había sido una complexión cervical. A partir de ahí empezaron todos los estudios
- Después de ese partido jugaste contra Comunicaciones…
. A los 3-4 días seguía con un dolor impresionante enfrentamos a Comunicaciones, rival con el que nos jugábamos la vida en casa y fui de la partida. Y sí, a partir de ahí empezó un calvario en el que día tras día el dolor incrementaba, por lo que tuve que ir a ver a los especialistas en este tema, los neurocirujanos. Así se desencadenó todo y me llegó la noticia de diversos profesionales.
- Los médicos te sugirieron que cesaras la actividad, ¿cómo afronta esa realidad un tipo como vos que toda tu vida jugaste al básquet?
. El primer profesional al que acudimos, en Río Gallegos, fue muy directo al decírmelo, ahí delante de las personas del club que me habían acompañado. Pero era el primero, pensaba que seguramente zafaba, pero cuando llamé a un neurocirujano amigo y le mandé las imágenes, me dijo lo mismo. En ese punto ya medio que me había bajoneado y luego vi otros tres especialistas más y coincidieron en lo mismo. Es como que me iba haciendo la idea a medida que iba visitando distintos profesionales. Los primeros días fueron muy duros: yo estaba con mi familia, viajando con el equipo para jugar en Junín y Bahía, pero me tuvo que bajar en Buenos Aires para hacer las consultas. Esos tres días fueron duros de verdad, pero poco a poco te vas haciendo la idea y, como te digo, me ayudó mucho mi familia, el estar con ellos. También el pensamiento de tratar de sacar lo positivo: apreciar que este golpe me hizo dar cuenta de que tenía la cervical condicionada por el deporte que hacía y gracias a Dios no fue tan fuerte como para haber quedad con alguna secuela. Todavía tengo algún dolor, algún síntoma, pero nada que ver al de ese momento. Por eso, más allá de tener que dejar el básquet, tengo mucha vida por delante, si Dios quiere, como para afrontarla con la mayor salud posible. Es duro, pero es la realidad y hay que enfrentarla con el paso de los días.
- Con tus 37 años estabas totalmente vigente, pero también en esta etapa, y ante este tipo de situaciones, se empieza a pensar más en la familia, los hijos, que en uno mismo…
. Sí, sobre todo en el más grande, que juega al básquet desde que nació y estaba ahí cuando pasó la cosa. Es el que más lo está sufriendo, porque quiere seguir conociendo jugadores, equipos, ciudades; tiene nueve y lo vive a este estilo de vida desde el segundo cero que nació, al lado mío. Está un poco bajoneado, porque lo trata de entender, pero hay un montón de cosas que se le escapan y es al que más estamos llevando entre todos. A la más chiquita se le mezcla la alegría de que papá está en casa, aunque tampoco entiendo mucho y lo va llevando. Te vas agarrando de pequeñas cositas como para levarlo adelante y hay que ponerle el pecho. Es más fácil encararlo cuando las cosas te pasan a vos en vez de a un amigo o hermano, porque sos vos el que tenés que solucionarle de alguna manera, o por lo menos así lo veo yo. Tampoco me vos a quedar en mi habitación llorando y esperando que alguien me venga a levantar.
- Tuviste una carrera muy completa y dilatada: Liga, selección y básquet internacional. ¿Con qué te quedás de todo lo que te tocó vivir y experimentar?
. Yo me fui de Santa Fe a Ferro sin saber que había una Liga Nacional o que podía vivir del básquet. En ese momento era todo muy distinto a lo que es ahora, en donde los medios desparraman todo mucho más fácil. Me tuve que ir a Austria para esperar un club de Italia, porque en ese momento Ferro colapsó económicamente y nos habíamos quedado prácticamente sin proyecto. Terminé jugando en Italia en ese año que viajé a jugar a Austria y después me fichó un club italiano. Luego me trasladé a España, donde me compraron y estuve durante ocho temporadas seguidas. Volví a Italia para después regresar a la Argentina para el nacimiento de mi hija y tratar de ahorrar algo; en el medio me fui a Puerto Rico… Fue una carrera muy larga, llena de momentos, de alegrías y sobre todo de saber que transpiré la camiseta. No nací siendo un fenómeno o midiendo 2 metros, todo lo tuve que buscar, que ganar, que luchar, para tenerlo. Por eso estoy con la cabeza así, a mí nadie me regaló nada.
- ¿Y desde el punto de vista de los logros?
. Uno de los grandes objetivos de mi carrera, además de haber jugado dos Mundiales con la selección y de todo lo que logramos con ese grupo, fue haber logrado el ascenso en España. Había perdido varias finales y eso se me había atragantado, por ende cuando lo logré sentí una descarga de presión, porque estuve muchos años persiguiéndolo y en aquel momento no era para nada fácil ascender. Después, el hecho de haberme quedado un año entero en la Liga ACB, siendo titular y todo, son logros que ahora se minimizan. Vos mirás para atrás y te quedás con la gente que conociste, los que te escriben por haber jugado conmigo… es como que las medallas, que no son muchas, quedan de lado y sos lo que tenés, lo que lograste y las amistades. También me llamaron colegas, que sin tener una gran relación para decirme que ojalá esté todo bien, fue un honor haber jugado en contra tuyo. Esas cosas te llenan y son con las que te quedas después, cuando sos viejo. Si ganaste un montón de títulos, pero está solo y no tenés con quien compartirlo, la verdad que no tenés nada. Por ese lado, cada vez te vas sintiendo más lleno y no me quejo de nada, sino que soy un agradecido a estos 20 años de carrera que terminan de una manera media rara, pero no hay nada más lindo que morir en batalla. Morir jugando y hasta el último segundo, porque al otro día tuve la suerte de volver a jugar y ganamos, así que me despido con una victoria, que eso también me gustó.
- También escribiste un mensaje en tu Twitter personal, ¿qué te motivó?
. Lo que escribí en el Twitter fue un mensaje que les escribí a los chicos de Hispano cuando ya tenía tomada la decisión, antes de que jugaran contra Argentino de Junín. Fue lo que me salió en ese momento y después, cuando lo leía nuevamente hace un rato, te digo que fue lo que me salió, lo que sentía realmente. Uno intenta de que cuando ya está, tratar de decirle a los chicos que todavía están atravesando su carrera, que a veces rezongas porque tenés que levantarte temprano, o entrenar un domingo o cualquier otra cosa, que cuando no lo tenés más te falta todo. Entonces como que traté de decirle a los chicos que lo disfruten, porque es una vida maravillosa, la que tenemos como deportistas profesionales, más allá de que representa una exigencia enorme. Por eso también es tan lindo, porque si fuera fácil nadie lo disfrutaría y todo el mundo se retiraría sin más.
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