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Quizá pase lo mismo en todos los países que participan. Quizá sea la naturaleza humana la que nos lleva a hacernos problema antes de tiempo. Pero suena bastante argentino hacerse mala sangre por adelantado. La historia es parte del pasado, pero dice que, después de 1999, en los siguientes 7 FIBA Américas, nuestro país consiguió lo que fue a buscar: un lugar en un Mundial o un Juego Olímpico. Y fue podio.

Ya sé. Usted dirá que estaba la Generación Dorada. No siempre. Y a veces, aún con ellos, el panorama no era simple, como quedó demostrado en Mar del Plata 2011, cuando un tiro de Barea sobre el cierre de las semifinales duró una hora más o menos...y no entró. Pero el 2007 en Las Vegas fue complicadísimo también, y el 2009 en Puerto Rico igual, y el 2013 en Caracas ni le cuento. Siempre es complicado. Algunas más que otras. Y este año no será la excepción. 

Para todos, aunque después lo tenga que demostrar en la cancha, Canadá es favorito, un escalón por encima del resto. Hace rato que fracasa en sus intentos de llegar a los torneos grandes, pero tampoco nunca presentó un equipo tan competitivo. 

Como muchas veces en la última década, llegan tras conflictos internos que hicieron dudar de la presencia de Ayón, pero finalmente estarán todos. Para tener una idea del clima interior, Valdeolmillos declaró en Buenos Aires que “el problema es que dentro de la federación mexicana son gangsters lo que hay. No es gente que ama al baloncesto, son unos auténticos gangsters y unos auténticos sinvergüenzas que están ahí metidos” (Reloj de 24). 

Imaginamos a los rivales entrando al campo y viendo a Scola y Nocioni y tomándose la cabeza. ¿Es suficiente? No, no es suficiente. Tiene que darse una química que, por ser un equipo nuevo, no tiene todavía, y otros puntos importantes. Uno es adaptarse a otro juego, distinto al que estábamos acostumbrados.

Campazzo y Laprovittola, sumados a un plantel básicamente joven, seguramente necesitarán correr más de lo que se hacía antes. Scola y Nocioni se adaptarán, porque son cracks. Pero será distinto. Hernández, por su lado, va con una idea también diferente a la de los últimos años.

No quiere tanto a Nocioni de 4 y Scola de 5, ni doble base, sino algo más natural: Campazzo o Laprovittola, Safar seguramente, o Garino, de escoltas, Chapu de 3, Scola de 4 y Delía de 5, con Luifa pasándose al cinco, con Mainoldi u otro de 4, manteniendo un equipo alto que pueda sacar ventajas.