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Desde que se unió al Heat desde los Knicks en 1995, Pat Riley se convirtió en una figura clave en la NBA. Primero como entrenador y luego como presidente del equipo, ayudó a transformar a Miami en una de las franquicias principales de la liga con seis apariciones en finales y tres campeonatos. Riley es una de las figuras más respetadas en la NBA, y su influencia en la rivalidad entre Miami y Nueva York es innegable.

Antes de llegar a Miami, Riley pasó parte de su carrera en Nueva York. Fue el Entrenador de la Temporada con los Knicks en 1993, y creó una sensación de competitividad en una franquicia desesperada por ser relevante. Sin embargo, las cosas terminaron mal en los Knicks, y su salida creó una herida que profundizó la rivalidad entre ambos equipos.

Riley fue el artífice de los grandes equipos de Miami, ya sea en el banquillo (campeonato de 2006) o como presidente de operaciones desde 2008, con la llegada de Erik Spoelstra al banco y su ascenso a los altos rankings en las oficinas. Caracterizado por ese estilo duro, casi militar, el Heat cuenta con una legión de guerreros que irán siempre detrás de Jimmy Butler, el ejemplo líder. La influencia de Pat en este equipo moderno de Miami es indudable, y su legado en la franquicia siempre será recordado.

Sin embargo, su paso por Nueva York no quedó perdido con el tiempo. El entrenador de los Knicks, Tom Thibodeau, es parte de una rama del árbol de entrenadores de Riley. Thibodeau nunca fue entrenador en el personal de Riley, pero fue asistente de los equipos de Nueva York y Houston de Jeff Van Gundy, quien fue un asistente de Pat. Thibodeau también fue asistente de los Celtics para Doc Rivers, que jugó para Riley a principios de los años 90 y se convirtió en un ejemplo a seguir hasta que las grietas comenzaron.

La historia de los playoffs entre el Heat y los Knicks es memorable. Su último enfrentamiento en postemporada antes del Juego 1 de 2023 fue una fácil victoria de Miami por 4-1 en 2012, donde LeBron James y Carmelo Anthony se midieron por última vez en su mejor momento como superestrellas. Pero de 1997 a 2000, los equipos jugaron cuatro veces con los Knicks ganando tres series. Ahora, en esta nueva década, los equipos de Pat vuelven a enfrentarse en postemporada.

En resumen, la influencia de Pat Riley en la rivalidad entre Miami y Nueva York perdura aún con el paso de las décadas. Aunque su paso por Nueva York terminó en circunstancias poco favorables, su legado en Miami es indudable y su influencia en la NBA es impresionante. Su impacto en la liga fue tal que siempre será recordado como uno de los más grandes de todos los tiempos.