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¿Por qué Michael Jordan es el mejor jugador de la historia?

16:46 09/12/2020 | Habrá opiniones encontradas, pero los números reflejan que fue el más dominante. Una revisión al caso del basquetbolista que revolucionó el mundo.

Jordan en los Bulls (Foto: NBA)

Lengua afuera, altura perfecta, mirada asesina, piernas inquietas, brazos kilométricos, fortaleza física y, especialmente, mental. Así podrían seguir enumerándose las cualidades de Michael Jordan horas y horas sin parar. Porque su dominio fue igual y demencial, liquidando rivales sin frenar en ninguna señal y arrasando como un huracán en cada lugar. 

Ganó absolutamente todo y lo hizo en una franja de tiempo relativamente pequeña, situación que es por sí misma argumento perfecto para establecer por qué el 23 fue el mejor basquetbolista de todos los tiempos. Seis anillos, seis MVP de finales, cinco MVP de temporada regular y diez títulos de máximo anotador son sus credenciales, pero lejos están de ser las únicas. 

Enumerar sus logros es como un cuento que tienen los padres para hacer dormir a sus hijos a la noche: nunca pasará de moda y jamás se dejará de repetir. Es un relato de generación en generación, algo mítico, legendario. La fábula empieza con nueve selecciones para integrar el mejor equipo defensivo, un premio al mejor jugador en ese apartado, tres veces líder en robos, 11 apariciones en el NBA All-Star, tres MVP en ese evento, cinco partidos de 60 puntos, 32 de 50 y 165 de 40.

¿No hay suficientes pruebas? Fue el mejor del mundo por 11 temporadas consecutivas, sí 11. No solo eso, fue el máximo anotador durante una década entera y podría haber ganado en esas campañas el MVP de la regular tranquilamente, pero el premio contiene otras cuestiones basadas también en la narrativa y no siempre se le otorga al más destacado en términos deportivos individuales. 

Algo que expone su dominio y su oportunidad de ser un competidor real por el premio al más valioso es su índice de MVP, que se cerró en 8.138, siendo el más alto de la historia. Por ejemplo, el segundo en esa cuestión es Kareem Abdul-Jabbar con tan solo 6.203 y en la actualidad el más destacado es LeBron James con 4.389.

No era solo un anotador, sino un marcador acérrimo que ganó el premio al mejor defensor de la temporada en esa época, consiguiendo dominar por casi una década en ese apartado en un momento en el que la liga era sumamente física. 

Además, posee 15 récords que difícilmente se quiebren, como el de la cantidad de veces que fue máximo anotador (lo sigue Wilt Chamberlain con siete), los dos tricampeonatos (marca que comparte con Scottie Pippen), el más alto promedio de puntos en una carrera (30.1) y el mayor promedio de tantos en unas finales (41.0 en 1993) son algunos de esos ejemplos y quedan muchos más.

También es el de mejor PER (27.9), porcentaje de uso (33.1%), victorias compartidas cada 48 minutos (.250) y, por supuesto, uno de los liquidadores más mortíferos en el clutch, donde no logró anotar 20 puntos solo seis veces en 179 partidos de postemporada. Allí era cuando arribaba su más eficiente versión y la suerte de los rivales estaba echada. 

Habrá siempre opiniones mezcladas, pero los números reflejan la realidad como pocas otras variantes. Es por eso que aquel flaco niño que vino de North Carolina University para dominar el mundo no hizo otra cosa que lo que sabía. Sacó la lengua, una licencia para matar y el deseo de ganar. El magistrado nunca lo pudo juzgar. Empezó a jugar y nadie lo supo atrapar.

 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @nachomiranda14

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