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En una temporada marcada por la disrupción, la Liga Nacional de Básquet presenció un récord de cambios de entrenador en plena competencia. Esta tendencia plantea varias interrogantes sobre las decisiones de los equipos y qué tan rentable son los cambios de directivas. En particular, los dos finalistas, Boca Juniors y Quimsa, se encuentran en esta situación y son un nuevo parámetro para observar estas decisiones. 

En el caso de Boca Juniors, la salida apresurada de Gonzalo García por su renuncia generó cierto desánimo tras no ganar la Sudamericana y perder partidos en la Liga que parecían asequibles. Sin embargo, la llegada de Carlos Duro como su reemplazo trajo consigo un cambio significativo. El equipo experimentó un nuevo impulso al jugar en la remodelada Bombonerita y al enfrentar una seguidilla de 8 partidos como local. La renuncia del entrenador anterior también despertó una chispa en los jugadores, quienes demostraron una notable mejoría en su desempeño. Bajo la dirección de Duro, el equipo logró 18 victorias con solo 5 derrotas en la SR, estuvo cerca de llegar a las semifinales y recuperó el nivel de juego de su talentoso plantel. Hoy, se encuentra en la final de la Liga Nacional. 

Por otro lado, Quimsa vivió una situación aún más peculiar. El equipo apostó por Manuel Córdoba, un entrenador sin experiencia en la Liga, pero con un destacado historial en Chile. Aunque los resultados no fueron los esperados en la competición local, se clasificó como el único equipo argentino en los playoffs de la Basketball Champions League Americas (BCLA). Sin embargo, la falta de conexión entre el cuerpo técnico y los jugadores llevó a la decisión de un cambio de entrenador. La llegada de Leandro Ramella fue un revulsivo para el equipo, que obtuvo 13 victorias y solo sufrió 3 derrotas bajo su dirección en fase regular. Tras superar a Regatas y Gimnasia en barridas consecutivas, el equipo santiagueño alcanzó su tercera final consecutiva en la Liga Nacional. 

Sea cual sea el resultado de la final, será la tercera vez en la historia de la competición en la que un entrenador, cambiado durante la competencia, lleva a su equipo al campeonato. Los casos anteriores: Huevo Sánchez reemplazó a Horacio Seguí en Atenas en la temporada 2002/03, y Gabriel Piccato tomó el lugar de Eduardo Cadillac en Boca en la última final que disputaron en 2006/07, ambos coronándose campeones.