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Duncan Robinson era ese gran tirador que había aparecido en la burbuja de la NBA, sorprendiendo a propios y ajenos con una capacidad implacable de tres puntos. Sin embargo, luego de firmar por 90 millones y 5 años en 2021, su rendimiento cayó en picada y en esta fase regular tuvo una serie regular con solo 42 partidos y 6.4 puntos de promedio, con 32.8% de tres puntos, sus números más bajos desde su año rookie, cuando solo jugó 15 encuentros.

Basta con decir que en los 13 encuentros que disputó la pasada postemporada, con solo 12.2 minutos, promedió 5.6 unidades. Pero hubo un hecho fortuito que le dio una oportunidad cuando no era parte de la rotación de Erik Spoelstra, y ese fue la lesión de Tyler Herro. Así se abrió un lugar y el escolta lo aprovechó, con 20 puntos en el tercer juego ante Milwaukee y un 73.7% de tres puntos en esa Primera Ronda. Y finalmente, luego de una serie discreta ante New York, explotó ante Boston, con 15 puntos en el segundo duelo, 22 unidades en el tercer juego y 18 en el quinto, además de un 48.4% de larga distancia.

Con los puestos titulares bien ocupados por Caleb Martin y Max Strus, Robinson entendió su rol desde la banca y aportó buena energía desde allí cada vez que ingresó en estos playoffs, recordando a aquel que sorprendió en Disney.

Una montaña rusa en estos años de la que es difícil caer, aunque Robinson tiene claro lo que ha logrado. “Cuando hay una pausa en la acción, supongo, por así decirlo, es momento para dar un paso atrás y apreciar el viaje. Cuando estás en ello a lo largo del día a día, solo estás concentrado en lo que sigue. Obviamente, tu perspectiva cambia y cambia a medida que avanzas en tu carrera y quieres más para ti, porque todos somos personas competitivas”.

Un tirador que no estuvo en su nivel, como ninguno del Heat en el arranque de las Finales NBA, pero que sin dudas estará preparado para volver a aparecer en esta serie ante los Nuggets.