Especiales

¿Qué le falta a Luka Doncic para ser el mejor jugador del mundo?

21:02 26/07/2021 | Eslovenia brilló con su sonrisa y un talento inconmensurable, pero su relevancia aún puede seguir aumentando. Las claves de un progreso sin techo.

Doncic convirtió 48 puntos contra Argentina (Foto: Clutchpoints)

Levanta la mano como si estuviera disculpándose por tanto desborde de talento. Los días pasan y sus deficiencias se disipan como la espuma de una cerveza en un vaso. De tres, en la pintura, con defensa y una sonrisa tímida que denota disfrute. Luka Doncic, el mundo por 40 minutos fue tuyo y podría serlo por mucho más con el transcurrir de los años.

Seleccionar el veneno cada vez suena más quimérico y los rivales ya no saben qué hacer para frenarlo. En Dallas está bien acompañado, pero no de la forma en que lo rodea Eslovenia y eso permite verlo en su máxima expresión, controlando los partidos mientras se ríe en el intento y selecciona cómo y cuándo aniquilar a los de enfrente.

Con esto dicho, su juego todavía continúa teniendo algunas falencias que atentan contra la noción de muchos especialistas de afirmar que Luka es hoy, a sus 22 años, el mejor basquetbolista del planeta.

Defensa, tiros libres, eficiencia en los últimos cinco minutos y capacidad madurativa para controlar sus emociones son los factores que se erigen como una pared ante su prometedor futuro.

De nuevo, la gran tarea que cumplió ayer atrás contra Argentina no es lo mismo que lo que produce habitualmente en los Mavericks, por lo que es un detalle en el que podría dar el salto y tal vez lo que realizó contra los de la celeste y blanca es el norte.

Se mostró activo en el lado débil y atento a los saltos a los tiradores, finalizando con tres bloqueos y partiendo desde lo que muchos grandes defensores resaltan como el principal atributo mental para rendir bien atrás: comprometerse y exigirse desde la energía y el esfuerzo.

La alta cantidad de minutos no es la misma en Dallas (40,1 en los últimos playoffs) que en Eslovenia (25,5 en el Preolímpico y 31:07 ayer), y muchas veces debe regular en defensa para rendir en ataque, pero no es una excusa y todavía puede darle bastante a la franquicia del estado de Texas, bajando en ese rating defensivo que lo ubicó en el puesto 11 en los Mavericks con 111. 

 

En los libres no lo hace tan irregularmente como en defensa, aunque su excelencia lo obliga a continuar creciendo y probablemente buscará aumentar sus medias en la línea de los respiros profundos en las próximas temporadas.

En ese sentido, lo que realizó ante Argentina reflejó que puede dar ese salto de calidad en el apartado (falló solo uno de sus siete intentos desde la línea). En la NBA, por otro lado, nunca pudo llegar a la franja del 80%, con 71,3% en la 2018/19, 75,8% en la 2019/20 y 73,0% en la 2020/21, a la vez que jamás llegó al 70% en playoffs, con 65,6% y 52,9% en las últimas dos campañas.

El tercer frente es su actividad en los cinco minutos de los partidos, adonde muchas veces llega agobiado tras vasto tiempo en cancha en el que es el portador de balón por antonomasia de los Mavericks. Lo contrario en Eslovenia, en un plantel en el que no está obligado a llevar siempre la pelota y eso le provoca menor desgaste. Su efectividad, como en la línea de libres, puede ser sumamente superior con un par de ajustes.

Pau Ribas, uno de los jugadores más emblemáticos del básquet español, destacó en Twitter una cuestión similar, que Jason Kidd, su nuevo entrenador en Dallas, resaltó al asumir el puesto de coach en jefe en los Mavericks y que ejecuta Eslovenia actualmente: “Algo muy simple pero bien pensado le da alas a Luka Doncic. Muchos jugadores suben el balón y él recibe en línea de tres, evitando la presión a todo campo y el gran desgaste que conlleva”.

Las estadísticas lo avalan y en los playoffs más recientes el guardia de los Mavericks apenas anotó 1,3 puntos durante los 3,0 minutos de promedio que estuvo en cancha en la chiquita en cuatro partidos. Junto con ello, lanzó un deficiente 20,0% en tiros de campo y 33,3% en triples, mientras que no logró llegar a la línea de libres para sumar desde ahí.

Diferente fue el caso en la 2019/20, en la que logró medias de 6,5 puntos en 6,5 minutos, con 55,6% en tiros de campo y 60,0% en triples, y resaltando el hecho de que solo disputó dos cotejos en esa instancia, por lo que la muestra es mucho menor y la regularidad debería ser su objetivo principal en esos tiempos.

Finalmente, el control de las emociones cuando las cosas no le salen como él espera también es un punto que entorpece su crecimiento para codearse con la élite del básquet, especialmente en la NBA, en la que su pérdida de quicio desencadena diferentes situaciones negativas para Dallas.

Eso se puede ver en las faltas técnicas que le sancionan partido tras partidos. Él y Devin Booker compartieron el segundo puesto en la última temporada en infracciones pitadas de esa magnitud, con 17 para cada uno. Solo Dwight Howard los superó en la 2020/21 con 18, lo que demuestra lo negativo de la cuestión para el esloveno.

El talento está ahí y lo más impresionante de todo es que Doncic tiene apenas 22 años. Un mundo por delante lo espera y de superar esas barreras podría convertirse en uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, con esa risa demoníaca que padece el resto y que él esboza porque solo sabe divertirse. 

 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @nachomiranda14

Compartir