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Permiso para arriesgar a cambiar formas de alimentarse, para exigirse cuando nadie lo hizo, para correr al ver a todos caminar.

Permiso para chocarse contra una pared y nunca dejar de intentar pasarla, por no conformarse, por no detenerse y jamás parar de entrenarse.

Permiso, alguien como vos no debería pedir permiso, pero igual lo hacés y por eso todo te lo merecés.

Valorado en Europa, en la NBA y Argentina. Un aplauso eterno para toda la vida cuando ante Australia saliste y llorando te fuiste.

Pero no estés triste, jugaste como quisiste y a todos felices hiciste.

¿Permiso?

Permiso te pide el resto para agasajarte y por la eternidad valorarte, cuidarte y recordarte.

Permiso para aprender tus valores, tus enseñanzas a ultranza y una vida que recién empieza, mirando al futuro y no al pasado, como pregonaste y con la práctica hablaste.

Permiso para hoy llorar, permiso para a tu lado estar y abrazarte fuerte hasta soñar que no dejarás de jugar.

Permiso para decirte gracias. Fuiste, sos y serás el ejemplo. No pediste nada, lo diste todo.

El proceso es lo que importa y en el camino disfrutaste con disciplina, ética y una búsqueda de la perfección incansable.

Permiso para pedirte que estés tranquilo, que sos el mejor argentino en la selección de la historia.

Ignacio Miranda/ [email protected]
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