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Luego de tener una de las peores temporadas en su historia, si no fue la peor, Golden State Warriors empezaba a ver con alegría el comienzo de la NBA. Ya con Stephen Curry y Klay Thompson recuperados, sumado a la elección de James Wiseman en el Draft, los dirigidos por Steve Kerr empezaban a pensar en la posibilidad de volver a la lucha por el anillo. De un día a otro, gran parte de esa ilusión se derrumbó con lo sucedido con Thompson: Se perderá toda la temporada por una lesión en el tendón de Aquiles.

Ahora, queda la duda si con esta baja la franquicia de San Francisco podrá estar en el lote de arriba. Tienen uno de los mejores bases como lo es Curry, pero sus suplentes no son de los mejores (Ky Bowman, Chasson Randle y Nico Mannion). En la posición del escolta, está Devyn Marble que viene de jugar en Europa, Justinian Jessup, drafteado ayer en segunda ronda, y Jordan Poole que jugó la temporada pasada en el equipo, sin grandes números.

Andrew Wiggins es la otra estrella. El alero canadiense llegó luego de un traspaso con Minnesota y se rumoreó que se podía ir en la noche del Draft, pero finalmente no pasó. Ya en los internos, encontramos a Draymond Green que viene de un mal año, y a Eric Paschall que, a pesar de ser elegido en segunda ronda en 2019, fue de los mejores la temporada pasada. Además de James Wiseman, Kevon Looney será el otro pivote del equipo, completando un buen cuarteto de hombres grandes. Alen Smailagic y Marquese Chriss completan el roster.