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La historia de Dirk Nowitzki en la NBA no tiene contraprestaciones, hay pocos personas que se atreverán a criticarlo por cómo se desenvolvió en sus 21 años de carrera, dando todo en la cancha y fuera de ella siempre se manejó con tranquilidad y cumplieno con un rol de líder casi que a la perfección, en una franquicia donde por lejos es el mejor exponente de la historia.

Su lineamiento durante toda su campaña en la NBA, era perfil bajo, entrenar, jugar y devastar a todos los rivales con toneladas de puntos. Al paso que su figura fue creciendo en la liga, hasta transformarse en de los mejores 75 jugadores de toda la historia, Dirk siempre se interesó en darle una mano a los rookies, así lo hizo el año que compartió con Luka Doncic, de quien hoy es gran amigo y de aquellos que llegan a la competencia desde su Alemania natal.

"Me impresionó lo amable que fue Detlef (Schrempf) conmigo y quise continuar con ese tradición", recordó Nowitzki en una entrevista para Sporting News. El gran Dirk llegó a la NBA en 1998 y quien ya tenía su nombre ganado por juego y personalidad, era su compatriota Detlef Schrempf, quien estaba llegando al final de su carrera, después de paso furtivos en Seattle e Indiana.

A pesar de haber nacido en el mismo suelo y ser extranjeros en una liga que recién se estaba abriendo al mundo en cuanto a jugadores foráneos y contando con la hospitalidad de Detlef, Nowitzki, apoyándose en su personalidad reservada no quiso incomodar a la por entonces figura de los Pacers, "Era demasiado tímido para acercarme a él, por eso apenas hablamos. Pero no era porque yo era demasiado confiado para decir que no necesitaba su ayuda, simplemente no quería molestarlo con mis pequeños problemas de novato. Mirando hacía atrás debí haberme acercado más", recordó.

A raíz de esto y reconociendo el error que cometió por intentar arreglárselas solo, sin la ayuda Schrempf, la leyenda Maverick decidió tomar cartas en el asunto e instó a todos sus compatriotas recién llegados a la NBA, tengan su número y les dio la directiva de que lo llamen las veces que sea necesario en busca de ayuda.

"Hoy, todos los jugadores alemanes tienen mi número. Siempre trato de ayudar cada vez que surge algo y les dejo en claro que cuentan conmigo", destacó. 

Pequeños gestos que engrandecen aún más su figura, aquella que llegó en silencio en 1998 y se retiró por la puerta de los grandes de la NBA, todo a la medida de Dirk Nowitzki, donde la humildad es palabra santa y ayudar a los suyos ya es ley en su mundo de leyenda.